El Athletic Club sigue caminando por el alambre una temporada más. De nada han servido los continuos cambios en la presidencia de la entidad, ni tan siquiera el que, por una vez, el club vizcaíno haya optado por hacer desembolsos económicos importantes, una posibilidad desechada hasta la actual campaña en el conjunto vasco.

El momento álgido

El debut del Txingurri Valverde en el banquillo rojiblanco fue espectacular. Contra todo pronóstico, el Athletic acabó quinto en la Liga y logró meterse en la Copa de la UEFA. Con veteranos de la talla de Larrazabal, Urzaiz, Karanka, Tiko y Javi González, jóvenes emergentes como Iraola, Gurpegi, Arriaga y Jonan García, y dos pilares fundamentales como eran un buen Etxeberria y el mejor Fran Yeste, los leones jugaron un fútbol de una gran categoría.

En la siguiente campaña, las tres competiciones pasaron factura. Aun así, llegaron a la semifinal de Copa, cayeron en dieciseisavos en UEFA, y acabaron la Liga en novena posición.

Comienza el declive

A Lamikiz, entonces presidente, no le debió convencer el trabajo de Valverde. Tenía demasiados aires de grandeza. El extremeño dejó su puesto a Mendilibar, que solo duró diez jornadas en el banquillo, con el Athletic penúltimo en la tabla. Se confió la remontada a la experiencia de Javier Clemente pero, ocho jornadas después, la clasificación era la misma, y el objetivo único pasó a ser la salvación. La agonía se prolongó hasta la penúltima jornada del campeonato, en la que se pudo asegurar el seguir militando en 1ª.

El socavón

La crisis se agudizó la pasada temporada, incluso mucho antes de que esta comenzase. En el mes de julio, Clemente era cesado. Según el de Barakaldo, Lamikiz le "vendió vilmente". Félix Sarriugarte, técnico del filial, un hombre afable, de buen trato, pero un tanto blando, es decir, el polo opuesto a Clemente, fue nombrado primer entrenador. Una vez finalizada la duodécima jornada, el Athletic era antepenúltimo en la tabla, metido en puestos de descenso. Sarriugarte fue despedido, y se contrató a Mané.

Alguna leve mejoría hizo que se pudieran abandonar en momentos puntuales las tres últimas posiciones, pero siempre caminando sobre el alambre. Si en la anterior temporada hubo que esperar a la penúltima jornada para salvar la categoría, en la 06/07 la salvación llegó en la última. O sea, que las cosas habían ido peor que en la 05/06.

Durante esta última etapa, el sillón presidencial había estado ocupado por Ana Urquijo pero, tras convocarse elecciones, el pasado verano Fernando García Macua se convertía en el nuevo mandatario de la entidad.

La gran apuesta

Y, con su llegada, la política de la entidad daba un vuelco espectacular. Se echaba mano de la billetera y se apostaba por la contratación de jugadores, algunos de ellos salidos pocos años atrás de San Mamés. Lo cierto es que, a pesar de lo reducido del mercado para los leones, se pudieron conseguir unas cuantas buenas incorporaciones que, en teoría, debían aportar una buena dosis de calidad y experiencia.

Quedaba un tanto aparcada la opción de la cantera, cuyos componentes habían tenido que soportar una presión muy exigente en los últimos años, para la que tal vez no estaban preparados aún. Caparrós fue el elegido para intentar enderezar una nave que se estaba mal acostumbrando a vivir en una permanente zozobra. En cuanto a los jugadores, la prioridad era firmar a un portero. Gorka Iraizoz fue el elegido y, después de muchos dimes y diretes, el Athletic pagó al Espanyol alrededor de 4 millones de euros.

Luego, en el transcurso de la temporada, el guardameta se lesionó de importancia, por lo que hubo que recurrir al sorprendente fichaje de Armando, portero del Cádiz, de 36 años de edad. También se intentó apuntalar la defensa con unas buenas dosis de experiencia.

Para el eje, se decidió la vuelta de Aitor Ocio, aunque hubo que pagar 3 millones de euros al Sevilla. El lateral izquierdo, otro de los caballos de batalla de los últimos años, pareció subir de nivel con otro regreso, el de Del Horno, que no hacía buenas migas con Quique en el Valencia. El Athletic se hizo cargo del 70% de la ficha del jugador, que ascendía a 1,5 millones.

Los otros tres refuerzos llegaban para fortalecer el centro del campo. David López venía de hacer buenas temporadas en el Osasuna, y su precio superó los 5 millones. Por Cuéllar, otro que volvía a casa, se pagaron al Nàstic 400.000 euros. Por su parte, Muñoz llegó con la carta de libertad. Pues, a pesar de toda esta inversión, el talonario no ha logrado aliviar los sufrimientos, aunque los dos últimos resultados ha dado algo de aire a los leones. Si con dinero tampoco se logra hacer mas competitivo al Athletic Club, pocos remedios quedan ya.