No fue el Castellón de Pepe Murcia que todos conocemos, el de anoche fue otro equipo. Ante un rival serio y con una forma de juego poco habitual en Segunda A --el Sevilla Atlético--, el conjunto de la capital de La Plana se dejó en el vestuario los valores que le habían convertido en candidato a soñar con el ascenso desde la llegada del técnico cordobés al banquillo orellut.

Quizá a los puntos el filial hispalense fue mejor, pero no por ocasiones generadas, sino porque enfrente no tuvo al Castellón de siempre, sino una réplica desmejorada a la que le faltó la personalidad y las ganas que había mostrado hasta la fecha, así como la mordiente que le convirtió en un equipo temible para el resto. Pese a ello, y a pesar de que no hubo festa plena, la jornada fue muy positiva para los intereses orelluts, ya que se encaraman a la séptima plaza --hoy solo pueden ser igualados por Tenerife y Granada 74-- y siguen a cuatro puntos de la zona de ascenso, que ahora ocupa el Sporting de Gijón.

El partido tenía todos los ingredientes para acabar convirtiéndose en una gran noche. La fecha, el primer sábado de Magdalena, era la idónea; el ambiente, espectacular. Se superaron los 10.000 incondicionales, pero se notó que habían comenzado las fiestas fundacionales, puesto que las previsiones apuntaban a una entrada mayor. El rival, por supuesto, tenía el pedigrí de ser un filial --en teoría, y en la práctica, una apuesta atractiva de fútbol-- y además ocupaba la sexta plaza antes del inicio del choque.

Pero el partido de Magdalena defraudó, y eso que el Sevilla Atlético propuso jugar al fútbol, estuvo bien plantado sobre el rectángulo de juego y buscó el marco de Carlos Sánchez, eso sí, abusó en exceso de lanzamientos desde larga distancia.

El Castellón no fue el de siempre, el equipo efectivo y eficiente de la era Murcia. Se le vio mucho más espeso que en anteriores partidos, Mario no pudo conectar en exceso con el tridente Arana-Oberman-Txiki y Tabares, como de costumbre, peleó todos los balones pero estuvo muy desasistido durante casi todo el choque.

SIN IDEAS El partido transitó de forma demasiado monótona hasta el minuto 62. El 4-1-4-1 del Sevilla Atlético se le atragantó al Castellón. Los andaluces se adueñaron del esférico gracias a la presencia de la dupla Armenteros-Alfaro, que estuvieron bien secundados por Jonathan, un stopper que hizo un trabajo gris pero que siempre cubrió las espaldas de los dos ideólogos del filial.

Durante la primera mitad y el primer tramo de la segunda el Castellón apenas se asomó. El meta Javi Varas fue mero espectador, a excepción de un remate de cabeza de Tabares que a punto estuvo de ser gol. El resto del tiempo, el equipo de Murcia adoleció de profundidad y claridad de ideas.

Fue en el minuto 62 cuando cambió el partido. Baigorri, de forma incomprensible, le propinó una patada escalofriante a Armenteros, a 35 metros de la portería, escorado a la izquierda y de espaldas al marco. La acción no llevaba peligrosidad y Baigorri se condenó a sí mismo y a su equipo, al que dejó con diez.

Durante ese período todo cambió de forma radical. El Sevilla At. se hartó de tocar sin profundizar... y el partido se fue muriendo. Pero faltaba la guinda. El sevillista Óscar emulaba a Baigorri y se autoexpulsaba a falta de ocho minutos. Diez contra diez. Y en el descuento, Dealbert estuvo a punto de darle los tres puntos al Castellón con un gran cabezazo que desvió el meta rival. Pudo ser plena, pero la festa fue a medias.