El CD Castellón empieza a ser un proyecto ilusionante. La relevancia que comienza a tener el club se refleja en detalles como, por ejemplo, que el protocolo albinegro tiene ya problemas para aposentar a los políticos que ven en Castalia un escaparate para captar votos en época electoral. Es el mejor aval a la gestión del Consejo porque Laparra todavía recuerda cuando hace apenas un año le sobraban sillas en el palco. El club se está ganando el respeto que anhelaba Antonio Blasco.

El sábado hubo tortas para sentarse al lado del presidente del Castellón y los partidos políticos, a pesar de la cena de la Provincia en la Pérgola, mandaron representantes del primer nivel al encuentro. No lo duden, el club albinegro no para de crecer y ha recuperado el sitio que había perdido. Y todavía pintará más. Estoy convencido.

AATAR LA COLUMNA ALBINEGRA. En silencio, como el fútbol profesional requiere, el Castellón trabaja en el proyecto de la próxima temporada. El objetivo es atar al armazón de la actual plantilla. Osuna pretende que hombres como Xavi Oliva, Carlos Sánchez, Arana, Dealbert --se le subirá el contrato y se le ampliará--, Mario, Mora, Rafita o Garai formen parte de un equipo que aspire al ascenso en breve. El objetivo es subir el presupuesto hasta los 7-7,5 millones de euros y firmar cuatro o cinco buenos futbolistas que adornen el gran bloque actual. Con ambición, pero sin perder la cabeza. El Castellón lleva tiempo trabajando con criterio y es justo reconocerlo, igual que en su momento lo era también censurar lo contrario.

LA CLÁUSULA ANTIVILLARREAL. En el Villarreal también siguen a lo suyo, es decir, a trabajar y trabajar. Y cuando peor es el revés, como el del pasado jueves en la UEFA, más se trabaja en el presente y en el futuro. Fue una pena, porque el Villarreal fue mucho mejor que el Zenit y contrajo méritos para más. En la Liga, los de Pellegrini acumulan un colchón de 7 puntos con la quinta plaza. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero disputar otra vez la Champions sería un gran éxito para el Submarino. Y ya se sabe que la envidia, siempre lo he tenido claro, es una grave enfermedad. El presidente del Valencia, Juan Soler, que podría dimitir hoy, tiene una manía obsesiva con el Villarreal. Todo lo que huele a amarillo le cierra la mente, algo inexplicable cuando gestiona un club de la grandeza, el potencial y la historia del che.

La última fue el pasado jueves. La negociación para la rescisión del contrato de Albelda estaba casi cerrada con una buena indemnización para el jugador. Y se rompió cuando se quiso meter una cláusula por la que se le impedía fichar, según me cuentan, por el Villarreal. Sí, solo por el Villarreal. Era una cuestión de orgullo y los agentes de Albelda no quisieron ceder.

Ahora bien, a pesar de lo que se dice en la capital del Turia, les puedo asegurar que el Villarreal no ha iniciado ningún contacto por firmar a Albelda. Entre otras cosas porque su contrato es prohibitivo para la economía amarilla. Albelda es un buen jugador de perfil medio, pero no una estrella y lo que percibe en la entidad che es una cifra de crack en el Submarino.

El Villarreal busca un mediocentro importante para el año que viene. Es cierto, pero para que Albelda acabara de amarillo tendría que rebajar considerablemente su sueldo y que Roig y Llaneza no hubieran contratado ya a un futbolista para ese puesto. Esa es la verdad y no la que les quieran contar desde Valencia.