El Real Madrid se estrelló una vez más en el campo que peor se le ha dado en los últimos 17 años. El líder fue incapaz de superar a un rocoso Deportivo, y pagó con un gol en propia meta del luso Pepe una derrota, que le condena a sufrir un nuevo varapalo en A Coruña y que puede animar de nuevo la Liga española.

El Madrid, impotente ante los cinco defensas blanquiazules, solo pudo probar a Dudu Aouate con un balón colgado de Miguel Torres hasta el ecuador del primer periodo, momento en el que desistió parcialmente de su idea inicial para que el Deportivo tuviera mayor participación en el encuentro y pudiera despistarse en la parcela defensiva.

El Deportivo, preocupado más por no ceder espacios al Real Madrid y por no perder la compostura que por controlar el ritmo del juego, asumió una especie de calma tensa, convirtió el partido en un duelo táctico e impidió que los de Schuster estuvieran sueltos y sacaran a relucir sus virtudes.

Los gallegos liberaron ligeramente su corsé en la reanudación y pisaron con más ambición, pero sin demasiado peligro, el campo del Real Madrid, que empezó a encontrar huecos en la muralla deportivista, aunque los desaprovechó y lo pagó al final.

Un exmadridista, Filipe Luis, que no llegó a jugar con el primer equipo, se vengó de los blancos con una cabalgada por la izquierda y un centro envenenado que Pepe despejó hacia su propia portería para desesperación de un sorprendido Casillas.

El líder echó más pólvora al encuentro con la presencia de Baptista, que sustituyó a Heinze, impuso mayor velocidad en la frontal del área deportivista, pero solo inquietó a Aouate con un disparo de Sneijder.