El fútbol está en deuda con el Villarreal. Yo pienso que le debe un título que otorgue el justo reconocimiento a un club cuyo modelo despierta admiración en Europa y al que se quiere imitar, porque refleja el triunfo de la modestia desde la racionalidad y la brillantez en la gestión. Después de aquellas malditas noches europeas ante el Valencia, AZ Alkmaar o Arsenal, uno pensaba que este año iba a ser el definitivo. Si las tres derrotas anteriores fueron injustas, mucho más lo fue la eliminación ante el Zenit de San Petersburgo. Pero es fútbol. Nada más que fútbol.

Como no creo en la suerte, solamente me queda pensar que todavía le falta algo al Villarreal para levantar una copa. No sé qué, pero seguro que algo. No es problema, pues el crecimiento del Villarreal todavía no ha tocado techo y la progresión continua...

Solo Fernando Roig sabe lo que le faltará para llegar a los 64 millones de euros de presupuesto de esta temporada. El déficit no lo califico de gasto, para mí pasará al capítulo de la inversión. No es que la UEFA suponga la panacea económica, pero jugar la final y ser campeón del segundo trofeo continental sí que hubiera supuesto un importante alivio financiero. No obstante, no hay que estar preocupado. Los presupuestos quinquenales del presidente están preparados para esos avatares de la pelota y estoy convencido de que el Villarreal jugará la Champions en el 2008. Y puede que hasta de forma directa. Es mi anhelo, pero no es un sueño es una realidad que marca la clasificación de una Liga que no es solo blanca o azulgrana, también es amarilla.

Además, Roig tiene en su mano, y él es consciente de ello, varios talones en blanco. Valores seguros como Diego López, Gonzalo Rodríguez, Diego Godín, Santi Cazorla, Matías Fernández, Bruno Soriano, Giuseppe Rossi o Martín Cáceres, sin olvidar otros futbolistas con mucho kilometraje en Primera como Marcos o César Arzo. Me refiero solo a éstos por su juventud y proyección, pero no me olvido del valor en el mercado de hombres como Nihat, Joan Capdevila, Marcos Senna, Ángel, Guille Franco...

Cualquiera puede seguir el camino de Pepe Reina, Diego Forlán o José Enrique. No por necesidad, sino como dice el propio Roig, por cuestiones de mercado. Por ejemplo, Diego López. No sé si a día de hoy habrá llegado una oferta por el excelente portero amarillo. Pero en el Villarreal, donde no se deja nada a la improvisación, se contempla esa posibilidad como muy probable. Les puedo asegurar que el nombre del guardameta amarillo se halla en un lugar preferencial de la agenda de Juande Ramos para el Tottenham. Al técnico español le van a dar 70 millones de euros para refuerzos, con el objetivo de ser uno de los grandes de la Premier.

Kameni --puede acabar en el Valencia-- y Palop eran dos de los metas preferidos, pero Juande se inclina por el prototipo de un portero que rebase el 1,90 de estatura. El del Villarreal se adapta perfectamente al estereotipo de cancerbero moderno. Y el estilo del fútbol inglés así lo requiere. Su cláusula es de 24 millones, una cifra a la que no llegará el Tottenham seguramente, pero sí que puede llegar a unas cantidades mareantes. Tiempo al tiempo.