El mío fue un error imperdonable. Lo cometí en la redacción del texto de esta misma sección en la fecha en la que el Alavés visitaba Castalia en la primera vuelta. Muy inocentemente, el que suscribe daba por cerrada la repugnante etapa de Dmitry Piterman al frente de la entidad vasca.

Pero resultó que todo lo que se sabía, era tan solo la punta del iceberg. Pasó el tiempo y los administradores concursales entregaron el informe económico a la jueza del Juzgado Mercantil de Vitoria. Entre otras nimiedades aparecían 792.000 euros de gasto en un hotel de cinco estrellas de la ciudad: 278.000 correspondientes a la estancia de los administradores y del personal vinculado al club; 530.000 por la compra del equipo del California Victory; 50.000 más de gastos en viajes personales de la familia de Piterman; 50.000 más destinados a la búsqueda de inversores --y no es broma--; y 69.279 en MP3, MP4, televisores, relojes y DVDs portátiles entregados en un Hotel de Palamós. Esto es aplicar la filosofía de a vivir, que son dos días. Eso sí, a costa de los demás. Total, eso no es nada para un club que arrastra unos 26 millones de euros de deuda y con el descenso al acecho.