La última vez que el Rey de España acudió a Jerez, hace 11 años, venció Àlex Crivillé. La presencia de Juan Carlos I coincidió ayer con otra carrera magistral, protagonizada por Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo, que acabaría convirtiendo al piloto catalán en líder del Mundial de MotoGP y confirmaría al rookie mallorquín como un firme candidato a la lucha por el cetro.

En su visita al circuito de Jerez, el monarca, bien informado de todo lo que había ocurrido en el final del Gran Premio de Qatar, cuando Lorenzo lamentó que Pedrosa no le hubiese felicitado en el podio --el mallorquín fue segundo detrás de Casey Stoner y acabó por delante del catalán, tercero--, intentó pacificar la situación y, en la antesala del palco, intentó que ambos se diesen la mano.

Lo logró, sí, pero forzando la situación. Teniendo a su derecha a Lorenzo y a su izquierda a Pedrosa, el Rey extendió sus manos y trató de que el océano que hay entre los dos jóvenes españoles se abriese a su paso. Finalmente, logró que se dieran la mano, pero ese fue el único gesto bondadoso que protagonizaron. A partir de ahí, tanto en el podio --donde Lorenzo rectificó rápidamente un intentó de duchar con cava a Pedrosa--, como en la rueda de prensa posterior a la ceremonia de trofeos, los dos pilotos exhibieron la indiferencia que se profesan.