Faltaban tres minutos para el 90 y los turcos ya se veían preparando las maletas para el regreso a casa. Chequia mandaba 2-1 en el Estadio de Ginebra y todas las apuestas le colocaban en los cuartos de final de esta Eurocopa. Hasta que apareció Nihat. El delantero del Villarreal, consiguió, él solito, voltear definitivamente la situación para desatar la locura en la grada de la pasional afición otomana. Nihat, apagado en los dos primeros compromisos de Turquía en el torneo, recuperó en el mejor momento posible el olfato goleador que le ha llevado esta temporada a firmar 18 dianas en Liga con el Submarino de Manuel Pellegrini, o a marcar el gol decisivo que llevó a su selección a la fase final de la Eurocopa. Parece que el 2008 es su año.

A falta de 15 minutos, todo el pescado parecía vendido. Los checos, apoyados por la imponente presencia en el área de Koller, tenían un 2-0 que casi les permitía tener la mente puesta en los cuartos. Craso error. Turan redujo las diferencias y Turquía creyó en el milagro. Y este empezó a hacer su aparición en el 87. ¿Quién iba a pensar que a Cech, uno de los mejores porteros del mundo, se le iba a escurrir un balón bombeado que caía dócilmente en sus manos? Allí estaba Nihat, como buen depredador, para subir el empate.

Los penaltis amenazaban. Con la igualada, checos y turcos estaban obligados a jugarse el pase en la agonía desde los once metros. Pero Nihat no estaba dispuesto ayer a pasar por este sufrimiento. Dos minutos después del 2-2, el amarillo dejó su impronta de velocidad y calidad en el remate para confirmar una remontada histórica que ni siquiera la expulsión del portero turco Volkan Demirel --ya con los tres cambios realizados-- pudo evitar.