Quién se atreve a criticar a un equipo que logra empatar en Old Trafford en la Liga de Campeones? La respuesta más lógica: Nadie. Pero lo cierto es que el pasado miércoles muchos aficionados amarillos nos quedamos con un sabor agridulce después de ver el partido. El fútbol también es ilusión y Manuel Pellegrini nos privó la oportunidad de ver cómo el Villarreal se medía contra el actual campeón de Europa con sus mejores jugadores en la alineación inicial. Sí, porque un Manchester-Villarreal es lo máximo, un sueño que viviremos en contadas ocasiones muchos de nosotros, y como tal había que actuar.

Vaya por delante que para mí Pellegrini es el mejor entrenador de la Liga. Lo digo ahora y también lo dije --está escrito en la hemeroteca-- cuando Roig estuvo a un paso de echarlo porque los sabios del lugar decían que tenía a todo el vestuario en contra, con Román Riquelme a la cabeza, y no se hablaba con nadie. Por la provincia de Castellón jamás ha pasado un técnico tan responsable, en el sentido más amplio de la palabra. Ahí están los resultados y su seriedad.

Pero eso no quita para que haya cometido un desliz. El que supuso que Marcos Senna y Cazorla, los dos jugadores por los que este verano han llegado ofertas millonarias y que están en boca de todos por su brillante actuación en la Eurocopa, se quedaran en el banquillo de Old Trafford, mientras que ayer, contra el modesto Numancia, eran de la partida. Dicho esto, que lo tenía en el estómago desde el miércoles por la noche, ¡qué siga la racha!