ANADA NUEVO e inesperado en cuanto a lo esperado. Desde el principio, el balón y el dominio eran amarillos, pero ese aparente mando no se traducía en clara autoridad.

BKRESIC fabricó un embudo en el que el Villarreal se atascaba una y otra vez. Con el rival pertrechado atrás sin ningún rubor, los talentos amarillos tenían ante sí un enjambre de piernas. Las líneas de pase no existían.

CLOS SORIANOS salían de la cueva de uvas a peras, con un fútbol de pocos toques y balones cruzados de lado a lado con el fin de poner en apuros la basculación defensiva.

DEL 0-0 era lógico. Los que defendían no cometían errores y los que atacaban no acertaban. El Submarino no lograba dar velocidad y claridad a su juego y, poco a poco, la táctica imponía sobre el talento.

EEL PARTIDO estaba abocado al detalle, y este llegó por partida doble. En una falta lateral, una desatención defensiva invitó a Brit a marcar a placer. Peor fue lo del asistente, que debía estar en la inopia y no vio la posición ilegal de Brit.

FLA RECETA de Pellegrini estaba clara: sin nada que defender, sobraba Eguren; así que metió a Pirès en el campo y con la presencia del francés se encendieron las luces.

GAUNQUE el Numancia reforzó sus posiciones defensivas, los amarillos echaron mano de escuadra y cartabón y dibujaron una muy buena jugada colectiva en un espacio donde antes no pasaba ni el aire. Así llegaba el empate.

HEL MONOPOLIO del balón ya fue totalmente del conjunto amarillo, que lo intentó manejar con paciencia y sin precipitarse, a sabiendas que, de maduras, iban a caer las oportunidades en el área de los numantinos.

ITIEMPO MUERTO, para un detalle. Un equipo grande no puede regalar una decena de posibilidades de remate directo o en segundas jugadas. La zona de rechace estuvo desprotegida durante todo el encuentro.

JMIENTRAS TANTO, Manuel Pellegrini ponía a Nihat como quien pone el lazo al partido. Moviendo la pelota con agilidad y elegancia, el gol del Submarino estaba anunciado desde hacía mucho tiempo, y llegó en otra jugada combinada.

KEN EL EPÍLOGO, y haciendo mención a Diego López, que salvó los muebles en última instancia, destaco la buena segunda parte de Joseba Llorente. Se movió y maniobró bien, haciendo de referencia, y culminó con un buen gol. Él también ayudó a derribar el búnker de Los Pajaritos.