Un penalti transformado por Messi en el minuto 102 decidió el derbi más caliente de los últimos años, un partido en el que los radicales barcelonistas fueron los tristes protagonistas al obligar al árbitro a suspender el encuentro durante nueve minutos. El partido estuvo mediatizado por los Boixos Nois, que lanzaron bengalas sobre los hinchas locales.

De inicio, el choque fue un monólogo de los de Pep Guardiola, que no culminaron sus acciones. Llegó el tanto local en una jugada de duda de la defensa del Barça, que aprovechó Corominas para adelantar al Espanyol.

Desde entonces y hasta el final del primer tiempo, Messi tomó las riendas de la situación. Su equipo dominaba y llegaba, pero el resultado era el mismo.

El empate no llegó hasta bien entrada la segunda parte, tras el parón por los incidentes de los ultras de uno y otro bando.

En los estertores del derbi, un dudoso penalti, transformado por Messi, decantó el partido del lado culé, desatando las iras, incluso, de los dirigentes periquitos. El último derbi en Montjuïc será recordado por la polémica.