No pudo ser. El ansiado homenaje póstumo a Carlos López, el jugador fallecido el viernes cuando iba camino del entrenamiento del filial, tendrá que esperar. El Castellón cayó en Salamanca, tal vez no de forma justa, pero la verdad es que no fue el mismo Castellón de las cuatro primeras jornadas, en las que su condición de invicto le había llevado a coliderar la categoría de plata.

Los albinegros tenían la cabeza puesta en otro sitio, algo muy lógico y normal teniendo en cuenta cómo llegaba al partido, afectado por este suceso.

David Amaral demostró tener perfectamente estudiado al Castellón. Conociendo la endeblez albinegra por su banda derecha, la consigna era clara: atacar por ese costado. Una y otra vez, Dañobeitia buscaba las cosquillas a Pedro... hasta que se las encontró.

El madrileño se dejó robar la cartera como un colegial y, con toda la defensa parada, Isaac, completamente solo en el área pequeña, tuvo tiempo de tomarse un café para pensar cómo superaba a Carlos Sánchez. Mal Pedro, pero también mal el resto de sus compañeros de la retaguardia.

Hasta entonces, el Castellón aparentaba tener la situación bajo control. Solo eso, porque salvo un lanzamiento desde la media distancia a cargo de Víctor Salas.