El Valencia mantiene su paseo triunfal en el primer tramo de la Liga. El conjunto de Unai Emery camina con paso de campeón en este arranque de competición, donde únicamente ha cedido un empate en las siete jornadas disputadas. De hecho, si puntúa ante el Recre, mejorará los registros obtenidos en un inicio de torneo desde la campaña 2003-04, cuando consiguió su último título.

La fórmula che parece infalible este año. Un bloque definido, bien posicionado en el campo, muy difícil de superar, y un tándem letal arriba. David Villa y Juan Mata mantienen su idilio con el gol y son la pareja de moda en el fútbol internacional. Ante el Numancia, un equipo que jamás ha puntuado en Mestalla, fueron decisivos para sumar un nuevo triunfo que les distancia ligeramente del Villarreal, su principal enemigo en la lucha por el primer puesto de la Liga. Villa, el pichichi del torneo y un jugador que suma una media superior a 0,5 goles por partido desde que viste la elástica che, fue el encargado de encarrilar el duelo a los pocos minutos del pitido inicial.

El delantero asturiano pudo ampliar la cuenta valencianista, pero Megía Dávila, un árbitro que volvía a la capital del Turia dos años y ocho meses después de que decidiera suspender el Valencia-Depor de Copa del Rey por el monedazo que recibió un asistente, anuló el tanto por un dudoso fuera de juego del Guaje.

La decisión podría haber puesto nerviosos a los de Unai, pero este equipo es diferente al de Koeman y siempre mantiene el tipo. También es cierto que el Numancia contribuyó a ello, pues apenas inquietó a Renan, ya que Brit, su único delantero, estuvo desasistido. Una falta lejana rechazada por el portero brasileño en el último instante del primer periodo fue la mejor opción visitante.

PACIENCIA Tras el descanso, el partido era de ida y vuelta, con mucho balón dividido y con un Valencia que no estaba fino. Los constantes fueras de juego, los errores en los últimos pases, los caracoleos excesivos de algunos jugadores y la falta de profundidad che mantenían al Numancia con esperanzas de empatar. Pero todas se disiparon cuando un malentendido en defensa entre Juanra y Mario permitió a Villa asistir a Juan Mata para sentenciar el duelo y encarrilar la goleada.