Casi tres años después de su primera aparición entre los ocho mejores equipos de Europa, el Villarreal vuelve a la carga para situarse de nuevo en la pole de la Champions. El partido del pasado martes en el infierno ateniense pone fin a un paréntesis de sinsabores en competiciones continentales que comenzaron con el triste episodio del Maribor en al Intertoto-2006 y, en menor medida, continuaron la pasada campaña con la eliminación a manos del Zenit en los dieciseisavos de la Copa de la UEFA.

"Por segunda vez en poco tiempo estamos entre los ocho mejores. A partir de aquí, todos los equipos son importantes, y el Villarreal es muy importante", sentenciaba la pasada madrugada José Manuel Llaneza. Quizás hay buena parte de pasión en las manifestaciones del consejero delegado, pero a partir de ahora ya le avalan datos objetivos.

Deportivamente, hay poco más que añadir al logro del equipo amarillo, que ya se ha incrustado entre los mejor colocados en las apuestas de la máxima competición continental. Los de Manuel Pellegrini se codean con Barcelona, Manchester United o Chelsea en la lista de candidatos. Ayer, el Submarino ya estaba por delante de clubs históricos como la Roma o el Oporto.

Económicamente, y más en estos tiempos de crisis que también afectan al fútbol, la participación en la Liga de Campeones supone un desahogo importante para las arcas del Villarreal, que podría amortizar una cuarta parte de su presupuesto (cifrado en 72 millones para el presente ejercicio) gracias a los premios que reparte la UEFA. De momento, solo en concepto de fijos de participación y resultados, la entidad villarrealense ya se ha embolsado 12,2 millones. Si la aventura en la Champions acabara en cuartos aún habría que añadir alrededor de 10 millones de euros más a la factura en concepto de cuota de mercado. El Villarreal ha vuelto con fuerza a la élite europea.