Hace solo un par de meses se podía ver a Manuel Pellegrini y Abel Resino compartiendo palos de golf en La Coma. La vecindad de sus equipos --Villarreal y Castellón--, lo hacía posible. De amigos, los dos entrenadores pasarán en poco tiempo a ser rivales. Sus dos estilos futbolísticos se van a enfrentar hoy en un encuentro que puede catapultar al Submarino hacia la próxima Champions y dejar al Atlético de Madrid en una crisis deportiva de órdago (19.00 horas, PPV).

La eliminación de la Liga de Campeones de los rojiblancos a manos del Oporto el pasado miércoles ha dejado muy tocado a un vestuario que ha puesto el grito en el cielo contra su técnico. Sin ir más lejos, su estrella, Agüero, ponía en entredicho la decisión de Abel de dejar a Forlán en el banquillo en dicho encuentro: "Forlán siempre jugaría en mi equipo". Fuera de Europa, ahora el Atlético se debe centrar en la Liga, donde se encuentra a cinco puntos de la zona Champions que delimita el Submarino.

A CAMBIAR EL CHIP Por contra, en Vila-real todo es alegría. El equipo se ha clasificado en Europa al imponerse al Panathinaikos por 1-2 y los últimos resultados de los amarillos invitan al optimismo. Si se pudo ganar en Atenas pese a las feas artimañas utilizadas por su rival --bengalas, láser, campo en mal estado...--, una victoria en el Calderón no es, ni mucho menos, una utopía.

Si se consiguen los tres puntos en el campo de los colchoneros, los de Pellegrini alejarían a este rival a ocho puntos --más el goal average-- con solo diez jornadas por disputarse. Una distancia casi insalvable teniendo en cuenta el nivel de uno y otro equipo. Con estos mimbres, el Villarreal debe volver a dar la cara en el campeonato doméstico y para ello no tiene más remedio que cambiar el chip europeo por el de la Liga.

En la pasada campaña el Submarino ya fue capaz de vencer en Madrid en un encuentro con siete goles (3-4). No menos emocionante fue el Villarreal-Atlético de la primera vuelta (4-4). Con estos precedentes, y con Rossi, Forlán, Nihat o Agüero en el campo, el espectáculo está asegurado.

El Villarreal llega con cinco bajas --los lesionados Ángel, Gonzalo, Cygan y Llorente; y el sancionado Godín--, pero eso no es una excusa para una plantilla que ha demostrado ser capaz de todo.