El Villarreal tuvo ayer en la mano, durante muchos minutos, más de la mitad de la plaza de Champions para la próxima temporada. Diego López mediante, los futbolistas amarillos llegaron a tener un 0-2 para dejar al Atlético de Madrid prácticamente eliminado de la puja, a ocho puntos del Submarino. Sin embargo --aunque cueste reconocerlo--, la justicia futbolística apareció en el Vicente Calderón para darle la remontada y los tres puntos a los rojiblancos, que pasaron de ser un cadáver para la próxima Liga de Campeones a colocarse a dos puntos del objetivo.

Los de Manuel Pellegrini están ahora entre dos Champions. Una, claro está, la que dirimirá los cuartos de final este próximo viernes. Otra, la que le obligará --si no es que da la campanada en la actual-- a mejorar su consistencia para estar a finales del próximo verano de nuevo en el sorteo de Nyón. Las dos Champions podrían estar claras a estas alturas de no ser porque el Submarino se ha empeñado en desaprovechar dos 0-2 consecutivos lejos de su estadio --el de ayer y el de hace dos semanas en el Ruiz de Lopera--. El día del Betis no hubo excusa. Ayer, sí. Hacer frente a la dupla Forlán-Agüero con una defensa de circunstancias y, después, con un jugador menos sobre el campo no es tarea fácil. Hasta el líder Barcelona puede dar fe de ello.