Arsène Wenger mantiene una buena relación con Robert Pirès, a quien tuvo a sus órdenes en el Arsenal. No en vano, habló con él la pasada semana: "Me felicitó por nuestra clasificación para cuartos de final y me dijo que no quería que le tocara el Villarreal. Sabe de lo que somos capaces". Al interior francés, sin embargo, no le importaría que el viernes tocara el equipo londinense: "No quiero colgar las botas sin volver a pisar el campo del Arsenal. Además creo que sería factible eliminarles porque tenemos estilos de juego muy parecidos".

Por contra, el Liverpool es el rival más temido por Pirès en el sorteo de la Champions. "Su estilo se adapta perfectamente a esta competición, además están en un estado de forma impresionante", reconoce.

El interior amarillo destaca también la importancia que tendría Anfield en la eliminatoria: "La afición del Liverpool aprieta desde el principio hasta el final, el resultado no les importa". De todas formas, si hay un campo que impresionara al francés, ese fue el del Panathinaikos: "Cuando ellos marcaron parecía que las gradas se iban a venir abajo. En el banquillo no podíamos hablar porque los gritos de la gente lo impedían. Fue espectacular".

La cara más negativa del Spyros Louis de Atenas fueron las artimañas usadas por el público para descentrar al Submarino: "Espero que la UEFA sancione el uso de los láser en el campo. Si no lo hace sentará un precedente peligroso, ya que perjudican mucho la retina".

Ánimo de revancha

Robert Pirès se quedó con una espina clavada en la Liga de Campeones del 2006, cuando su Arsenal perdió en la final ante el Barça. Ahora, en el Submarino, sueña con desquitarse contra los culés: "Al Barcelona lo quiero en la final. Alcanzarla no es imposible, solo faltan dos cruces y ningún equipo quiere que les toque el Villarreal. Ganar la Champions aquí sería lo más grande".