Desde que Paco Herrera llegó al Castellón, Ulloa no ha acabado ningún partido. El argentino, en el Ciutat de València, encajó la sustitución de malos modos y con un gesto feo. Contrariado, pasó a dos metros del entrenador y, antes de sentarse en el banquillo, el máximo realizador albinegro golpeó una botella, que pagó los platos rotos de su ira. El técnico quitó hierro a la acción.