Es evidente que las relaciones entre la FIA y FOTA no son fluidas. Ha sido la revuelta general de los pilotos encabezada por Alonso la que hizo rebuscar a los constructores un resquicio en el reglamento para anular el cambio en el sistema de puntuación. El asturiano fue quien primero, más alto y con más argumentos criticó la imposición de la FIA. Raikkonen no se pronunció y Hamilton se apuntó al carro media hora antes de que la FIA diera marcha atrás, cuando McLaren ya conocía la decisión. ¿Por qué se pronunció Alonso? Porque pensó en los equipos, patrocinadores y, sobre todo, aficionados, "los tres pilares sobre los que se ha apoyado este deporte en sus 58 años". Piensa Alonso que los continuos cambios no benefician a la F-1. Es evidente que la FIA ha salido malparada en una decisión improvisada que ha dejado en evidencia al Consejo Mundial, que desconoce su propio reglamento, lo que puede jugar a favor de que tampoco se cambie la norma de puntuación en el 2010.