Dice Fernando Alonso que el mundial de la F-1 es "como la Liga" y que el GP de Australia es solo "el primer partido". Por eso se agarra a que un tropezón de los mejores "no les quita el cartel de favoritos". Y de ese grupo (el de Ferrari, el de BMW, el de Renault, el de McLaren, el de la carrera por el título) sacó petróleo el asturiano en un fin de semana difícil en los reglajes y con mala suerte en la salida.

Un quinto puesto le reporta unos valiosos puntos, cuatro más que los Ferrari o BMW, que se van de Melbourne de vacío. Pero dos menos que Lewis Hamilton, el otro beneficiado del agitado GP de Albert Park. ¿Y Brawn? Esperemos, aún es demasiado pronto para hacerlos campeones.

Ríe Hamilton, sonríe Alonso y se consuela Kubica porque los Ferrari, favoritos siempre, se fueron de vacío. Nada funcionó en la scuderia. Ni la estrategia, ni la fiabilidad, ni sus pilotos. Día horrible para los dos rojos. Un calco del inicio de temporada del año pasado, que más allá de la emoción de la última carrera en Brasil, les costó el título. Arrancó bien Massa, se situó tercero tras la primera curva, pero solo era una ilusión. "Después de cinco o seis vueltas empecé a tener problemas con los neumáticos superblandos". Se deshicieron, literalmente, "hasta el punto de que tuvimos que parar".

MUCHOS FALLOS Y llegó el segundo error. Los ingenieros decidieron cargarle poca gasolina y optar por tres paradas. Otro suicidio porque "el coche de seguridad salió a la pista --casi siempre sale en Australia-- y arruinó nuestros planes". Para rematar, el brasileño abandonó por la rotura del soporte del morro.

Raikkonen sufrió el mismo problema con las gomas blandas, pero le cargaron más gasolina en su parada, la suficiente para ir a dos stops. Vistos los acontencimientos, el accidente de Kubica y Vettel, y la sanción de Trulli, es verdad que Kimi podría haber finalizado "en el podio", pero en su intento de adelantar a Timo Glock acabó golpeando el muro. "Ha sido culpa mía, una pena". El finlandés entró a reparar su coche en boxes y, ya fuera de la zona de puntos, se retiró con una avería en el diferencial. El resumen de Stefano Domenicalli, el director deportivo de Ferrari, no dejó dudas: "Un día para olvidar", dijo el gran jefe. En BMW, en cambio, les falló, sobre todo, la suerte, con los accidentes de Heidfeld y Robert Kubica.