Si se escucha a Jürgen Klinsmann, el técnico del Bayern, el partido de esta noche no se debería jugar. El Allianz Arena, a quien la UEFA quita su nombre comercial por un par de horas, no debería abrirse y el Barça tendría que aprovechar sus dos días en Alemania para hacer turismo. Desde que visitó no hace ni una semana el Camp Nou, Jürgen Klinsmann es un hombre derrotado. "Hay que ser realista, es imposible remontar", repitió ayer, como ya había confesado desde el pasado miércoles, después de que el Barcelona de Guardiola le propinara una tunda histórica en Europa con un 4-0 gestado en los primeros 45 minutos.

Pero Guardiola no se fía de nadie. El Barça atacará para no sufrir. "Si Klinsmann se rindiera, pondría al filial. Pero no lo hará, alineará al mejor equipo posible", advirtió el técnico. No se fía nada de los alemanes. "El único objetivo es hacer un gol. Iremos a por el partido, es lo que nos identifica. Tengo mucha admiración por equipos tan históricos. Y la mejor manera de respetarlos es tomarlos con mucha seriedad. Quiero ir a hacer gol, que el equipo no piense en lo que ya ha hecho", recalcó el técnico, que esta noche no podrá sentarse en el banquillo. Está sancionado por la UEFA. Le toca, por tanto, a Tito Vilanova, su ayudante, dirigir a un equipo que se ha encontrado a última hora con la duda de Henry por culpa de un proceso febril.