Los incidentes brillaron por su ausencia en los aledaños y grada de Castalia, pese a que el encuentro de ayer fue declarado de alto riesgo por Antiviolencia. El Hércules desplazó a Castellón a 500 aficionados, ya que el precio de las entradas (25 euros) y la TV frenaron la invasión de seguidores alicantinos, vigilados por unos 20 policías. Solo hubo que lamentar algunos destrozos de butacas.