Al final del camino hacia Roma el Bar§a se ha encontrado con una roca. Durísima. Y tendrá que derribarla dentro de una semana en Stamford Bridge con la ventaja que supone el valor doble de los goles. Puede hacerlo, claro que sí. Anoche, le faltó más maña que fuerza para acabar con un Chelsea que se plantó en el Camp Nou como un tanque y no hubo forma de moverlo, pese a estar golpeándole de principio a fin. Sin la chispa ni la frescura de siempre, el equipo de Guardiola chocó una y otra vez contra el muro de Hiddink y un pésimo árbitro que consintió el juego duro inglés. Con el tiempo cumplido, Bojan tuvo en la mano el 1-0. Más que suficiente. Se le escapó. Y habrá que pelear, igual que el sábado en el Bernabéu por la Liga.

El guión inglés quedó a la vista en el primer balón que tocó. Nada de dar un paso al frente, media vuelta y a Cech. Y zapatazo. Cuanto más lejos, mejor. A Valdés le llegaron unas cuantas pelotas de su colega, de portería a portería, como en el patio del colegio. Hiddink será de la escuela holandesa, pero de tanto dar vueltas al mundo, se ha ido desviando de esa filosofía. Es un superviviente y trabaja con lo que le dan. Lo primero es aguantar y más si enfrente tienes a un rival inaguantable, como el Bar§a, y, cuando se pueda, sin una pizca de riesgo, mandarle algo parecido a un pase a Drogba, que él se encargará de acunarlo en el pecho y convertirlo en algo mucho más valioso. Ayer, era una isla.

En el fondo, el Chelsea no estuvo muy lejos del papel que jugó el United hace un año en el Camp Nou. Mucho Cristiano Ronaldo, mucho Ferguson, pero ni ante a aquel Bar§a decadente tuvo la valentía de ir a por él. Se fue con idéntico marcador (0-0) y no le fue mal, se acabó coronando en Estambul, gracias, eso sí, a un resbalón de Terry. El Bar§a juega a otra cosa. Tal vez no le sirva para llegar a Roma, pero puede sentirse orgulloso de ser como es.

Guardiola prometió valentía y cumplió. El primer gesto lo tuvo a la hora de dibujar la alineación, cuando no le tembló el pulso para dejar a Puyol en el banquillo y no hacerle hueco en el lateral izquierdo por delante de Abidal. Después, tuvo que entrar por la lesión de Márquez, la peor noticia de la noche. Pese a ejercer un control absoluto, aunque a menudo con un ritmo de balón demasiado lento, y a vivir tranquilos atrás, la primera gran ocasión fue inglesa. De Drogba, de quién si no. Tuvo que ser un regalo, porque por sí solo, el Chelsea no creó casi nada. Una mala entrega de Márquez dejó al delantero solo ante Valdés, que sacó dos manos prodigiosas para evitar que el tanto visitante subiera al marcador.

SEGUNDA PARTE CONVULSA En el inicio de la segunda se acumularon las malas noticias para el Bar§a. Ballack estuvo en un tris de marcar. Márquez se lesionó y más tarde Puyol vio una tarjeta que le impedirá jugar la vuelta en Londres. En el esprint final pudieron marcar Etoo y Bojan. El primero, tras una gran jugada personal en la que se fue de Terry y Alex, pero que no supo definir ante la salida de Cech. El canterano, que sustituyó al propio camerunés, dispuso de un remate a bocajarro que no pudo atinar.

El equipo catalán hacía 364 días que no finalizaba un partido en casa sin marcar, el último es un mal precedente. Un 0-0 frente al Manchester en la ida y el tanto de Scholes en Old Trafford dejó después al Bar§a sin final.