El Villarreal no estuvo solo en Holanda. Una cincuentena de aficionados amarillos le acompañaron. La mayoría de ellos estaba de vacaciones en Holanda y aprovecharon la ocasión para ver in situ el partido. Entre ellos, miembros de la peña Flamencs Grocs de Bélgica.

El Villarreal vistió de azul marino por la coincidencia con el equipo rival, cuya camiseta era amarilla.

El carácter tranquilo de los holandeses, y la paz y silencio que se respira en las calles de Breda, se transforman cuando los lugareños van al fútbol. La afición holandesa es una de las más caliente y ruidosa del fútbol europeo y arroparon a los suyos con continuos cánticos en todo el encuentro.