El Castellón se llevó una victoria pírrica ante el Ontinyent en un partido en el que lo mejor fue precisamente eso, la victoria. El último partido de pretemporada sirvió para que Amaral ensaye con el posible equipo que se mida la próxima semana al Hércules en el debut oficial. Las sensaciones, como en anteriores ocasiones, no fueron buenas, pero sí es cierto que dieron por fin la imagen de conjunto compacto, sobre todo en la segunda mitad.

Los nuevos están, además, cada vez más acoplados. Omar Pérez demostró que puede ser el director de orquesta que necesitaba el Castellón tras la salida de Mario --por cierto, el exalbinegro fue uno de los 100 aficionados que se acercaron a El Puig--. Valle, pese a que salió en la segunda mitad, dejó detalles de su calidad, aunque se autoexpulsó en el minuto 89. Destacar también el papel de César, muy seguro en la marca. Se descubrió además la polivalencia de Xisco. Se le fichó como central, comenzó como lateral diestro y disputó ayer la segunda mitad por la izquierda. El gol fue de Uranga, que aprovechó un servicio de Mantecón.