Se echaba en falta el despertar de alguna selección europea y Portugal fue la encargada de salir del letargo. En un Mundial con claro acento americano, el conjunto de Carlos Queiroz protagonizó la mayor goleada del campeonato frente a la pobre Corea del Norte (7-0), una selección indigna de una cita así. El equipo con el peor ránking FIFA del planeta –ocupa el puesto 105– se limitó a ver y callar ante el vendaval de los futbolistas lusos.

Con Francia jugándose hoy la clasificación en plena revolución de los jugadores, Alemania pendiente del partido decisivo ante Ghana, Italia moviéndose en el alambre como de costumbre e Inglaterra sufriendo en el grupo más flojo del torneo, solo Holanda había cumplido hasta ahora con su papel de favorita.

Ni siquiera con un festival de su selección se vio a un Ronaldo feliz. Tuvo que esperar hasta el minuto 87 para esbozar una sonrisa. Así es el aspirante a mejor jugador del mundo. Fue quien más disparó de todo el duelo –hasta en siete ocasiones–, pero solo pudo marcar con un gol de circo. CR falló en el regate al portero, el balón se elevó y le dio dos veces en la espalda de manera milagrosa antes de caer en sus botas para anotar a placer el tanto.

Menos esfuerzo necesitó Tiago, el centrocampista del Atlético, que aportó dos tantos en tres tiros en un excelente partido. Meireles, Simao, Hugo Almeida y Liedson completaron la obra de los lusos. Esa goleada es importantísima, ya que los desempates se deciden por la diferencia general de goles. Si Portugal pierde ante Brasil, Costa de Marfil tendría que protagonizar un milagro del estilo España-Malta para entrar en los octavos, por lo que los lusos están virtualmente clasificados.

Al final, todo fue felicidad para Portugal. No en vano, Ronaldo rompió su sequía goleadora con la selección que duraba casi 16 meses, una cifra muy abultada para el líder de su selección. H