Alberto Contador tiene bien claros los planes para hoy. El parte meteorológico pone los pelos de punta: la tormenta le espera en el Tourmalet. Pero no le asusta. Ni el mal tiempo ni su rival. Hoy llegará a la gran cita de montaña del Tour 2010, a la etapa reina de las reinas, vestido con el color amarillo que ya ha lucido por dos veces en París y que espera llevar puesto el domingo en los Campos Elíseos. Pero para ello deberá estar muy pendiente de Andy Schleck. El luxemburgués, ayer en Pau, anunció algo que no sorprende. Atacará. Lo hará porque no le queda otra y porque, a diferencia de Contador, que contempla la contrarreloj del sábado como comodín de urgencia, él no puede mostrar más cartas.

Aguardan Marie Blanque, el puerto más duro de la carrera, Soulor y el monte centenario, el Tourmalet, que se asciende por la vertiente de Barèges --la contraria a la que se subió el martes–, que suele ser el camino de descenso habitual del más famoso monte pirenaico. ¿Qué hará Contador? ¿Atacará? ¿Se defenderá? El ciclista pinteño tiene decidido improvisar. Sabe que solo debe estar pendiente de los movimientos de Schleck. El resto, aquellos que no forman parte de la amistad de cabeza, librarán una batalla distinta en la tormenta del Tourmalet. Contador moverá a su guardia de montaña, sobre todo Dani Navarro y, por supuesto, Alexandre Vinokurov, pieza vital, esencial y con una calidad, como acompañante, que nadie posee en el equipo Saxo Bank de Schleck.

MUCHA TRANQUILIDAD // Contador tiene claro que él no debe ser el primero en mover pieza. Solo tomará la iniciativa si ve dudas en Schleck. ¿Cuándo, dónde y cómo? “Alberto --se afirma en su entorno-- tiene tomada la medida al Tour de este año porque sabe que ha gestionado muy bien la carrera. Por eso no está inquieto cara a la cita del Tourmalet, porque sabe por dónde tendrá que llevar la etapa”. El jersey amarillo ha tratado en todo momento de aislarse de los acontecimientos externos. Esta fue la razón que le llevó a zanjar la noche del lunes la polémica suscitada por su ataque en Balès, cuando se escacharró la bici de Schleck. De igual manera, Contador “no da importancia”, según su entorno, a los pitos que le ha dedicado un sector del público francés, en los podios de Bagnères de Luchon y Pau, y durante la etapa del circo de la muerte, disputada el martes y con los ascensos del Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque. “Alberto considera la reacción de esta parte del público francés como una anécdota más del Tour”.

FLOJO EN LOS DESCENSOS // ¿Qué hará Schleck? ¿Dónde atacará? El corredor luxemburgués no pasa por ser un gran bajador. Se comprobó el lunes. Perdió 50 segundos reparando la bicicleta. En cambio, pasó por la cumbre a solo 15 segundos de Contador. En el descenso fue donde el madrileño y su séquito (Samuel Sánchez y Denis Menchov) incrementaron la diferencia con Schleck hasta los 39 segundos que le costaron el amarillo. Y todo esto se acentúa con una calzada resbaladiza. Por ello, difícilmente Schleck, cuyo equipo tampoco está para lanzar cohetes, atacará lejos de la meta. “El Tour se decide en el Tourmalet. Es mi única oportunidad y voy a atacar. Si logro un minuto de renta en el ascenso, puedo defenderme en la contrarreloj”.El duelo está servido. De ellos depende que la etapa dedicada a un Tourmalet centenario entre en la leyenda de la grande boucle. H