Ha sido un lavado de cara muy arriesgado. El Teruel venía de un subir a Segunda B, pero la mayoría de los héroes del ascenso o tienen hoy un papel secundario, o ya no están. Las números del conjunto turolense habían sido excepcionales: campeón de su grupo en Tercera, 94 puntos sumados -solo perdió 4 partidos-, 88 goles marcados y 29 encajados, pero ni esas cifras detuvieron el proceso de renovación. Entre Lolo, Enric Pi y Ador marcaron más de 50 goles. El primero vino al Castellón, y los otros dos no suelen ser titulares.

Otros que se fueron son el portero Marrama, el capitán Garzarán, el central marroquí Zou, los laterales Recio y Víctor López, o los interiores Adrián y Creus, todos ellos hicieron las maletas, prácticamente la columna vertebral del equipo.

En el actual once habitual de Calderé apenas se puede reconocer al central Aimar y al medio Monforte con respecto al ejercicio anterior. A reyes muertos, reyes puestos, así que, sin perder tiempo, los técnicos se pusieron manos a la obra para confeccionar una plantilla competitiva y, por lo que parece, hicieron bien su trabajo. Para la portería confiaron en Caballero, que debutó en Primera con el Sevilla. Además ha fichado a Negral, Javi González, Valleros, Borja Abenía o el examarillo Salva.

Y la apuesta ha salido bien porque, un año después y con un equipo totalmente distinto al del ascenso, este Teruel también es Pata Negra en una categoría superior. H