De la patochada circense de la destitución y restitución de Vinyals en su cargo, no voy a comentar nada. No añadiré ni una línea de la opinión del pasado jueves de José Luis Valencia, director de Mediterráneo. En ella estaba reflejado el sentimiento del albinegrismo. Ayer, sentí vergüenza ajena por la derrota en el campo de un recién ascendido como el Teruel. Una más. Hoy, posiblemente, se echará a Vinyals. Sinceramente, no me preocupa demasiado. Otro entrenador que no sirve para un proyecto albinegro. Me da igual porque la enfermedad no está en el banquillo. Supongo que Barroso ya habrá decidido la solución. Y digo supongo porque en este club nadie decide nunca nada. Todo queda para el día siguiente, luego para dentro de una semana, más tarde para el mes que viene y, al final, nadie mueve ficha. La incapacidad es absoluta.

Siempre he dicho que a los dueños de una SAD no se les echa, solo se les compra las acciones. El Castellón, como bien explicaba un albinegro de corazón y un político de gran futuro como Javier Moliner, es la muestra de que la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas es un fracaso. Insisto en que este club necesita a un grupo de gente que quiera al Castellón, porque no existe un mecenas. Que quiera al Castellón, no alguien que envenene a las peñas con engaños y se deje apoyar por mentes que solo buscan el interés personal. Al Castellón no le hacen falta Maquiavelos de medio pelo que vengan del Brasil o de la costa alicantina. Necesita gente que llore, sufra y celebre todo lo que rodea al albinegrismo. Este ciclo ya ha finalizado. El nuevo es posible, aunque hay que dar facilidades y poner un precio que sea real para el Castellón.

SERGIO GARCÍA. En Mediterráneo hemos seguido la trayectoria deportiva de Sergio García desde su adolescencia. Fue uno de los descubrimientos de Miguel Ángel Ejarque, un periodista imaginativo que dejó una gran huella en esta casa. Yo aún recuerdo la ilusión de Consuelo, su madre, cuando llamaba a nuestra redacción para darnos la última hora de los éxitos de su hijo en el torneo de turno. Aquí le bautizamos como El Genio de La Coma, le tratamos con mimo y le apoyamos incondicionalmente, como hacemos con todos los deportistas que empiezan a dar sus primeros pasos en cualquier disciplina. Para quien suscribe, es uno de los mejores talentos que han nacido en la provincia. Nadie le ha regalado nada, porque se lo ha ganado a pulso desde el seno de una gran familia que ha tenido que trabajar mucho para salir adelante.

Ahora que le vienen mal dadas, todavía sigo confiando en él. Les puedo asegurar que en este periódico, el suyo para lo que él quiera, le vamos a continuar prestando todo el apoyo que necesite. Es nuestro campeón y siempre estaremos con Sergio García. Estoy convencido de que, a sus 30 años, aún le quedan muchos éxitos que ofrecer a su tierra. Eso sí, como ya saben que nunca --o casi nunca para ser siempre fiel a mí mismo-- me callo nada y siempre intento caminar recto por la vida, le diré algo que, seguramente, poca gente se atreverá a decirle. Lo haré con toda mi buena intención, pero también con todo mi sentido crítico. La labor que está desarrollando en el Borriol es incuestionable, pero debería ceñirse solo al ámbito de la gestión directiva. Sergio es una estrella del golf, pero su nivel como futbolista no pasa de las categorías regionales. Su cabeza y su esfuerzo deben estar centrados, única y exclusivamente, en su deporte. H