Desde que Pelé lo hizo eterno, en 1962 y 1963, el Santos no ganaba una Copa Libertadores. Tuvo que esperar hasta ayer, hasta que apareció la generación de Neymar y Ganso, dos brillantes talentos, para reescribir su historia moderna en una final con el Peñarol uruguayo (2-1) que evocó lo mejor del fútbol suramericano. Y lo peor. Acabó a patada limpia, ensuciando con un lamentable batalla campal la tensa final.

En la distancia, y mientras disfruta de sus vacaciones, el Barça lo miraba todo con calma, seguro de que el Santos de ¿Neymar? –el Madrid va loco por ficharlo– será su gran rival en Japón, en el Mundial de clubs que se disputará en diciembre. Messi contra Neymar. El duelo está servido. A no ser que se produzca antes y en España en caso de que Florentino Pérez quiebre la resistencia del Santos a desprenderse ahora mismo, sin esperar al invierno, de ese joven irreverente de 19 años.

La tercera generación de los Meninos de la Vila (así se llama a los jóvenes criados en la cantera) ya se ha hecho un hueco en la eternidad. Con Pelé en la grada, Neymar ha superado todos los registros. O Rei fue el primer menino; Robinho (Milan) y Diego (Wolfsburgo), encarnaban la segunda generación de los Meninos. Pero nada comparable a Neymar y Ganso, los elegidos de la tercera.

En la madrugada del jueves hicieron historia. El Barça ya les espera en el Mundialito. H