El Villarreal defiende la máxima de que todos sus jugadores pueden estar en venta y todos pueden ser transferibles. No es un club vendedor, pero tampoco está cerrado en banda a un traspaso si la operación es beneficiosa para las tres partes: propietario, comprador y el propio futbolista. Es un principio conocido por aquellos que se mueven en el mercado del fútbol y que conocen a la perfección los principios de Fernando Roig.

El Barcelona lo ha podido refrendar en primera persona en una primera toma de contacto con el club amarillo que se llevó a cabo en Torreblanca para negociar el fichaje de Rossi. El enviado azulgrana vio como su primera oferta era desestimada ante la contundente petición del Villarreal de no bajar de los 30 millones. La propuesta fue escuchada solo por los lógicos principios de la cortesía. Nada más.

El propio Llaneza expresó con una frase la premisa de nadie es intransferible y nadie es transferible con aquello de "si Rossi se queda, sacaré el champán".

Pero dentro de esa política del Villarreal, existe un núcleo duro que para Garrido es casi innegociable. En ese selecto club de jugadores intocables para el técnico y para los que no encontraría relevo en el mercado ni con una buena pila de millones, se encuentran Borja Valero, Bruno Soriano y Santi Cazorla. Cualquier negociación para su contratación quedaría restringida a la cifra que marca su cláusula de rescisión.

Y los tres son felices en el Villarreal. El representante de Borja, Alejandro Camaño, lo apuntaba con rotundidad a Mediterráneo: "Estamos muy agradecidos a la familia Roig y no nos planteamos una salida". Sus palabras despejaban cualquier duda alimentada por la rumorología gratuita habitual por estas fechas.

En la misma línea se expresaba el agente de Bruno Soriano que atajaba cualquier atisbo de interrogante respecto al futuro de su jugador. "Sabemos que el Villarreal cuenta con Bruno y ya nos han dicho que no busquemos ninguna salida. Es intransferible", decía José Tárraga a este periódico. El brujo de Artana es tan básico en el proyecto de Roig como pueda serlo la basílica de Sant Pasqual para Vila-real.

Y con Santi Cazorla más de lo mismo. El centrocampista asturiano es considerado como el futbolista franquicia. Habitual en las convocatorias de España y uno de los fijos incuestionables para Garrido. Cazorla ha escuchado con respeto los cantos de sirena provenientes de Málaga de Pellegrini, pero no ha ocultado que su sitio está en el Villarreal: "Mi deseo es jugar la Champions y no me planteo otra cuestión ahora mismo". Borja, Cazorla y Bruno son los intocables de Garrido. H