Haber alcanzado el primer objetivo, la clasificación para los JJOO del año que viene en Londres, no puede distraer lo más mínimo a la selección española sub-21 ante la posibilidad de conquistar su tercer título europeo, después de los logrados en 1986 y 1998. Para ello, el equipo dirigido por Luis Milla tendrá que superar a la emergente Suiza, que ha ganado todos los partidos y parece dispuesta a plantear la pelea final en Aarhus (Dinamarca) con argumentos similares a los españoles.

Una cita muy atractiva y prometedora para España, más dispuesta que nunca a no abandonar la línea marcada por sus mayores en Austria y Suráfrica. La Rojita, que abrió el campeonato con un raquítico empate ante Inglaterra, no tardó en encontrarse a sí misma y recuperar los mejores valores de un estilo que también empieza a levantar admiración en esta escala inferior. Es obligado, por otro lado, recordar que en el escenario de esta final, el estadio de Aahrus, sin Villa y sin Torres, Luis Aragonés vislumbró el 13 de octubre del 2007 la fórmula para hacer crecer a la absoluta y conducirla hacia el título europeo.

Desde entonces, el fútbol español ha desarrollado un estilo propio, brillante y efectivo, que impregna la forma de trabajar de quienes están encargados de preparar los inevitables relevos. Con el soporte de Javi Martínez y Mata, dos campeones del mundo entregados a las causas sub-21 y olímpica, Milla no ha tenido ninguna duda a la hora de abonar el semillero, consciente de que también cuenta con un puñado de bajitos incomparables. H