Juan Carlos Garrido puede ser perfectamente el entrenador con más crédito en toda la Primera División. Ni en el club, ni en el vestuario ni en el entorno se duda de la capacidad del técnico para superar el bache de resultados al que se ha visto abocado el Villarreal en este inicio de temporada. Pese a que el equipo amarillo ha igualado su peor inicio en la máxima categoría del fútbol español, con un punto de nueve posibles, ayer se vio este apoyo representado en la figura del triunvirato de la directiva. Roig, Roig Negueroles y Llaneza quisieron estar en la Ciudad Deportiva para animar al equipo a que cambie cuanto antes esta dinámica de resultados.

Los tres pesos pesados del club quisieron con este gesto demostrar que la fe en el equipo permanece inquebrantable y que las últimas derrotas frente a Granada, Bayern de Múnich y Barça no han modificado ni un ápice la postura de la entidad con respecto a la plantilla y al cuerpo técnico.

Este equipo es el mismo que se clasificó para la fase de grupos de la Champions hace apenas unas semanas, y con pocas variaciones, el que terminó cuarto de la pasada Liga y a punto estuvo de entrar en la final de la última edición de la Europa League.

Es cierto que Garrido ya no cuenta en la plantilla con un peso pesado como Santi Cazorla, pero en cambio es obvio que dispone de mayor fondo de armario con las llegadas de Camuñas, De Guzmán o Zapata. La calidad de estos tres refuerzos es indiscutible y, pese a que en este comienzo de temporada están adoleciendo de falta de adaptación, cuando puedan sumar en el engranaje amarillo las prestaciones del Villarreal subirán varios enteros.

SIN PALIATIVOS // El proyecto del Villarreal es, como viene siendo habitual desde que Roig tomó las riendas del club, a largo plazo y tres malos resultados no van a cambiar la forma de pensar de la directiva. Ayer, el presidente en persona estuvo en el césped sobre el que se ejercitó la plantilla para dejarse ver, conversar con los pesos pesados del grupo y dar su respaldo total al equipo.

Quien no estuvo tan afable con sus pupilos, como es normal, fue Juan Carlos Garrido. El técnico fue el encargado de dar un toque de atención a algunos de los jugadores que no estuvieron demasiado finos en Los Cármenes. Como se ve en las imágenes, Zapata o Cani recibieron en primera persona los consejos del entrenador. Precisamente estos dos jugadores fueron los actores involuntarios del gol de Uche. El primero, por no saber detener el centro de Siqueira, y el segundo, por fallar un pase fácil en el centro del campo que propició el letal contragolpe.

Pero no se trata de cargar las tintas sobre uno, dos o cinco jugadores. El Villarreal no ha encontrado el rumbo en estos últimos partidos. No lo hizo frente al Barça, y tampoco contra el Bayern o Granada. La responsabilidad es de todos y debe estar encabezada por los cracks amarillos.

En estos cuatro partidos oficiales, se han recibido diez goles y tan solo se han anotado dos. El equipo no está acertado a la hora de elaborar ocasiones de gol y los rivales están descubriendo las lagunas en defensa, tanto por bandas como por el juego aéreo.

A buen seguro, esta situación cambiará y todos se han fijado como objetivo demostrar mañana frente al Mallorca en el Madrigal (22.00 horas) que el Submarino va a ir de menos a más en la presente temporada. H