La brillantez en el remate del argentino Gonzalo Higuaín, que firmó un nuevo hat-trick, más un bello tanto de Kaká, castigaron ayer la valentía del Betis de Pepe Mel, que pese a acabar goleado 4-1, dejó un buen regusto de fútbol en su paso por el Bernabéu.

Higuaín vuelve a ganar la lucha de cada temporada. No hay campaña que empiece para el argentino como titular indiscutible. Sus goles del pasado quedan en el olvido y está exigido a mostrar mucho más que los demás. Tres hat-tricks en cuatro partidos, dos de blanco y uno con la albiceleste argentina, le devuelven al primel plano de protagonismo.

A Mel no le importaba la grandeza del escenario. Su Betis tiene unas señas de identidad que no iba a cambiar. Su 4-3-3 era una invitación al Real Madrid a explotar su mejor arma, el contraataque, pero a la valentía verdiblanca le añadió máxima concentración para aguantar 46 minutos. El tiempo que tardó uno de sus futbolistas en cometer un error, su portero. Ahí se acabó todo. H