Lo que debía ser un combate nulo entre dos serios aspirantes a los play-off acabó siendo una agria e inmerecida derrota. Una acción clave, un esforzado despeje de Héctor Peña que Aís Reig entendió una cesión involuntaria a Eduard que no hubiese señalado ni el presidente de La Nucía, desequilibró un encuentro que apuntaba al 0-0.

Hasta aquí la lectura directa, en caliente. En frío, deja más reflexiones, como la inoperancia en ataque. Ni contra nueve, porque los alicantinos defendieron el resultado con uñas y dientes pero con dos menos en los últimos 10 minutos y la prolongación.

La primera parte del encuentro tuvo alternativas, pero distó una eternidad de ser frenético, ni siquiera entretenido. Los dos equipos prolongaron los llamados minutos de tanteo, de estudio mutuo, hasta que pasó a poder más guardar la portería propia que inquietar la ajena.

Cabello mantuvo la apuesta por los dos puntas, Marc Cosme y un Stefan que, pese a su flojo debut y a la decisiva irrupción de Hugo García frente al Altea, siguió en el once. El primero luchó y luchó sin réditos; al segundo, ni se le vio. El reflejo fue el balance ofensivo, muy limitado a un ‘globo’ de Raúl Rodríguez que golpeó en la parte superior del larguero, más por fortuna que por intención, aderezado con un par de cabalgadas de Juanjo por la banda izquierda.

No es que los anfitriones pusiesen en práctica un despliegue atacante de envergadura, pero Eduard sí tuvo que emplearse a fondo para desviar un remate de Félix Prieto. El 10 de La Nucía, un veterano curtido en mil batallas con el Reus, Novelda, Ciudad de Murcia, firmó los tres avisos más significativos de los pupilos de Alejandro Esteve.

El Castellón salió más decidido a la vuelta del vestuario, hasta que el árbitro se la lió. Pitó como cesión voluntaria un esforzado y providencial corte de Héctor Peña. Con todo el equipo colgado del travesaño, Fran encontró el hueco para hacer el 1-0. El descanso no le sentó bien al árbitro, porque inclinó la balance descaradamente del lado local.

SIN PEGADA // Reconocido el gravísimo error del colegiado Aís Reig, la capacidad de reacción albinegra distó mucho de ser la correcta, ni siquiera activada por los cambios de Cabello. Tardó en llegar, ya a base de empuje. Solo Marc Cosme, de cabeza, puso en aprietos a Miguel Ángel.

El árbitro, para compensar, dejó con nueve a los de casa, expulsando al final a Toni García y Parra. Los albinegros embotellaron al rival, e incluso el trencilla anuló un gol legal por fuera de juego cuando el balón venía precedido de un envío alicantino.

El Castellón sigue, por el momento, sin aprobar su asignatura pendiente, aunque esta vez el examen estaba trucado. H