Agüero dejó herido de muerte al mejor Villarreal de la temporada en el último suspiro del tiempo de descuento. El Submarino, que había controlado al líder de la Premier League durante una gran parte del choque y al que tuvo contra las cuerdas en la segunda parte, vio como se le iba al traste un gran partido en el tiempo suplementario.

Garrido logró cortocircuitar a su poderoso rival tejiendo una tupida maraña de jugadores en la medular, aunque cierto es que se precipitó con tantos cambios en el último tramo del partido. El Submarino acabó con un once con muchos futbolistas faltos de experiencia para la recta final de partido muy tenso y con el City totalmente volcado sobre el área de Diego López. El palo fue, sin duda, muy duro e injusto.

Al City no había que dejarle espacios y era fundamental equilibrar su gran fortaleza física en el centro del campo. Mancini ha transferido genes italianos a un equipo que ejecuta a sus rivales en la Premier a base de un orden defensivo casi perfecto, que persigue el fusilamiento en los contragolpes diseñados por David Silva. Garrido leyó muy bien el choque ante el líder de la liga inglesa.

BUENA LECTURA // El Villarreal salió al campo con un 4-1-4-1, en el que se mantenía el cuarteto defensivo que mantuvo la portería a cero en Getafe y se jugaba la baza de la velocidad y la chispa de Hernán Pérez. Bruno fortificaba el sistema de contención colocándose por delante de la defensa y escoltando a una línea de cuatro centrocampistas más avanzada con Cani, Borja, De Guzmán y el joven paraguayo. Y arriba, Giuseppe Rossi se fajaba, y creaba problemas, con la defensa inglesa.

El comienzo fue ideal. Una eléctrica combinación entre De Guzmán y Rossi acabó en un tiro del italiano que repelió Hart y Cani, muy oportuno, silenció a la ruidosa hinchada del Manchester City. El Villarreal se ponía por delante a los cuatro minutos.

La batalla continuó como estaba planteada en un combate entre músculo y fútbol combinativo. La gran diferencia estaba en que el gol obligó a los ingleses a desplegar sus líneas. El Submarino se replegó ordenadamente con el objetivo de robar la pelota y buscar la velocidad de un Hernán Pérez que hizo mucho daño a la contra, aunque algo impreciso.