El Villarreal redobla su petición de unidad tras caer, dos años después, a la zona de descenso. “Si somos 25.000 en el Madrigal, seguro que ganamos al Rayo”. Era el mensaje de esperanza y concordia de un técnico, Juan Carlos Garrido, que ha lanzado al sector más crítico del estadio amarillo esta declaración de paz. Hoy (18.00 horas, C+Liga 2 y PPV) el Villarreal necesita un armisticio con sus aficionados para doblegar a un Rayo Vallecano que se frota las manos ante la posibilidad de que la grada del Madrigal explote contra su entrenador, como el último partido en Vila-real ante el Real Zaragoza. El Garrido vete ya no puede ser hoy el grito de guerra.

“No le pido nada a la afición, pero es un partido vital que jugamos todos. El equipo ha recibido críticas, pero ahora necesita todo el apoyo de los suyos para salir adelante. Si sumamos será todo más sencillo”. La petición de paz de Juan Carlos Garrido casi se transforma en plegaria.

UNIón ANTE LA ADVERSIDAD // Rossi, aunque no esté presente en el campo, puede ser clave. Su desgracia puede ser el punto de unión entre la afición y el equipo que tanto reclama Garrido. La grave lesión del italiano ha supuesto un duro golpe -“estamos teniendo muchos obstáculos desde el inicio de temporada, y la lesión de Rossi es el punto culminante”, decía ayer el técnico-- pero puede ser ese estímulo de pasión y de crecerse ante la adversidad que necesita el entorno del Villarreal. La rotura de ligamentos del Bambino también ha dejado en un segundo plano el halo de ultimátum que rodeaba la visita del Rayo, aunque Fernando Roig ya dejó clara su postura después del 3-0 en el Santiago Bernabéu. Garrido es inamovible. “El presidente ha dejado claro lo que hay y, por tanto, no hay noticia alguna sobre mí”, era la cortante respuesta del míster cuando se le preguntó si temía por su cargo.

Garrido sí teme que, después de una semana tan complicada y convulsa, el Rayo ha pasado inadvertido. Para todos menos para él y su grupo. Los madrileños llegan al Madrigal protagonizando un muy buen arranque de Liga -el Málaga de Pellegrini ha sido su última víctima-- y con las ideas muy claras de cómo hacer daño al Submarino. “Tenemos un estilo muy definido y eso lo saben nuestros rivales; por eso siempre nos esperan al contragolpe”, analiza Garrido, para quien la solución a las dificultades que pueda plantear el Rayo está en manos de sus jugadores: “Si nosotros hacemos las cosas bien no tiene que afectarnos que nos jueguen a la contra. Si no perdemos el balón en posiciones peligrosas, no nos contragolpearán. Sabemos que hay que mejorar muchas cosas”.

Para el técnico, hoy empieza la Liga. “Queda mucho para volver a luchar por nuestros objetivos”, dice esperanzado. Y recalca el eslógan: “Con el Madrigal lleno será más sencillo. Debemos ir a muerte desde el minuto uno. Es la primera final del año”. H