De no ser por el novedoso, colorista y polvoriento circuito de Budha, habría que mirar con lupa el Gran Premio de la India para encontrar diferencias sobre las 10 victorias anteriores de Sebastian Vettel sin apenas despeinarse, sobre los segundos puestos de Jenson Button, sobre las luchas de Fernando Alonso con Mark Webber para hacerse con un podio que su Ferrari no se merece, sobre el desquiciante año de Felipe Massa y Lewis Hamilton. Nada cambia, ni siquiera en Nueva Delhi. El Mundial de Fórmula Uno está Atrapado en el tiempo y como en el día de la marmota, siempre pasa lo mismo.

Por supuesto, siempre gana Vettel, siempre suma un nuevo récord, ayer el de vueltas como líder (711) batiendo las 694 de Nigel Mansell en 1992. Le quedan algunos más a tiro, como el número de poles de Mansell en el 92. Y no va a desaprovechar la oportunidad. “La verdad es que cada fin de semana llegas al circuito y ves a todo el equipo tan motivado. No hay ningún signo de relajación, se preocupan del más mínimo detalle. Es genial desde principio de temporada, disfrutamos de lo que hacemos y estamos consiguiendo algo grande”, se justifica Vettel, que en menos de un año ha pasado de jovencito talentoso con futuro, a un auténtico caníbal. Por eso se llevó la grand chelem, la primera de su carrera, ese título honorifico para quien en un GP logra la pole, la vuelta rápida y la victoria liderando de principio a fin la carrera. Es la primera que logra, aunque la pregunta es cómo ha tardado tanto en un año de dominio tan abrumador. Los números, la historia, la estadística, dicen que no resulta fácil, ni siquiera para el RB7 en manos del infalible alemán. Alonso consiguió en Singapur 2010 ese título por primera vez, un trofeo que Michael Schumacher acumula en cinco ocasiones, una distinción que solo 22 pilotos han logrado.

UN BICAMPEÓN INSACIABLE // Y Vettel lo quería, vaya si lo deseaba, como ansía cada uno de los récords que aún tiene a tiro. Cuando su compañero Mark Webber logró la vuelta rápida en el penúltimo giro, Seb se empleó a fondo para arrebatársela en la vuelta final. “Hubiéramos preferido que no hicieras la vuelta rápida”, le dijo por radio su ingeniero tras felicitarle por el triunfo. Saben que ese descomunal apetito de marcas es lo que le ha granjeado el apodo de Pequeño Schumi. Y aún quiere el récord de victorias de Schumacher en un año, o el de poles de Mansell. Esa es su clasificación, su Mundial, es lo único que aparece en sus ojos cuando se apagan los semáforos. Volvió a suceder ayer en la India, donde, como siempre, todo lo interesante ocurrió por detrás, muy lejos de la estela de Sebastian Vettel.

“No salí bien, patiné y luego tuve que apurar mucho la frenada en la primera curva que estaba bastante sucia. Perdí una posición”, se lamentó Alonso. Arrancaba tercero y se vio sorprendido por Button cuando intentaba adelantar por fuera a Webber. “Cogí bien el interior y después me defendí de Fernando en la curva tres”, añadió el inglés. Ahí también acabó el interés por la segunda posición. Button era inalcanzable para Webber y Alonso, y el piloto de McLaren nunca se vio “con ritmo para seguir a Vettel”. Quedaba la lucha por el podio, otra más entre Alonso y Webber, una batalla que ganó la consistencia y velocidad del asturiano junto a una toma de decisiones impecable en el muro de Ferrari (buenas noticias con vistas al campeonato del 2012).

“Sabíamos que el Red Bull podía tardar en calentar un par de vueltas el neumático duro y por eso exprimimos al máximo mis dos últimos giros antes de la segunda parada”, reveló el asturiano. Y salió bien. Alonso le arrebató la posición y el podio a Webber. Otro pequeño milagro en este campeonato, como sus ocho podios anteriores, incluida una victoria. Final feliz, sí, aunque mucho mejor es pensar en la temporada del 2012. H