Un año y medio después, en la primera carrera tras su regreso, en la primera llegada en alto, en la primera dificultad orográfica, en la primera etapa con cierta complicación y en la primera oportunidad, Alejandro Valverde ha levantado los brazos, ha triunfado y ha firmado con una victoria la evidencia de que volvía a ser ciclista profesional, el líder del Movistar y uno de los mejores corredores del mundo. Valverde ha sentenciado un día de gloria de sus compañeros en el Tour Down Under, la que está considerada como la primera carrera oficial que abre la temporada ciclista y el circuito de pruebas de la UCI Pro Tour, en Australia, en una montaña llamada Old Willunga Hill, cerca de Adelaida donde hoy finalizará la ronda australiana, que comanda el australiano Simon Gerrans.

Valverde es el segundo de la general, aunque con el mismo tiempo. La victoria ha sido muy emotiva por varias razones. Ha sido la primera ocasión en la que se ha visto llorar a Valverde, también porque ha coincidido, aunque con un día de diferencia, con el aniversario de la primera victoria del desaparecido Xavi Tondo, en Argentina, que dio el primer triunfo al conjunto Movistar. Al ciclista catalán, fallecido en mayo del año pasado, ha querido Valverde dedicarle la victoria.

“Ha sido una emoción exagerada el poder descargar toda la rabia que tenía dentro. No he podido aguantar las lágrimas en la meta. Sentimentalmente hablando, diría que es la victoria más especial de mi carrera. Han sido muchos meses de entrenamiento duro en casa, de cuidarme al máximo sin competir y te acuerdas de todo eso. Mi triunfo va para todo el equipo, porque me han apoyado al ciento por ciento, en especial para Xavi Tondo y también para todos aquellos que han estado a mi lado. Ellos saben quiénes son. Para mi mujer, mis niños y mi familia”.

Así de expresivo se ha mostrado Valverde al explicar las sensaciones de su victoria, un triunfo que ha catalogado como muy especial, a pesar de sus victorias en la general de la Vuelta, en etapas del Tour y en carreras tan importantes como el Dauphiné o la Lieja-Bastogne-Lieja. Valverde, tras 18 meses sin poder competir por una controvertida sanción, ha demostrado que no ha perdido la categoría que siempre ha atesorado.