El Valencia vuelve a desquiciar a sus aficionados. Los últimos tres empates como visitantes (Vila-real, Pamplona y, ayer, Santander), unidos a la derrota de la jornada anterior en Mestalla frente a la Real Sociedad, han vuelto a encender la alarma en un equipo que andaba con paso firme en la Liga al rebufo de los dos grandes. La igualada ante el Racing ha hecho arreciar las críticas hacia una plantilla que, durante muchas fases del campeonato, ha recibido multitud de elogios, pero que, ahora, a las puertas de la ida de las semifinales de Copa contra el Barça, no despierta tantas garantías. El motivo, para muchos, está en el propio banquillo, pues Unai no da continuidad a un equipo base y los cambios de alineación son continuos un partido tras otro.

Ayer, los che se repusieron al tanto inicial cántabro, dieron la vuelta al encuentro con dos tantos de Aduriz y, como en Pamplona, cedieron el empate cuando acariciaban el triunfo. Fue un partido muy físico jugado de tú a tú. Topal se marchó en camilla (Unai había agotado los cambios) e hizo noche en observación en un hospital por un golpe en la cabeza tras chocar con un Diop que perdió el conocimiento, Christian sangró por él y por todos sus compañeros y Aduriz hasta marcó uno de los goles mareado. H