El Chelsea londinense se proclamó anoche campeón de la Champions League por primera vez en su historia al derrotar en la tanda de penaltis al anfitrión, el Bayern Múnich. Los 90 minutos reglamentarios habían acabado con empate a uno en el marcador gracias a los goles de cabeza de Müller y de Drogba.

El conjunto de Roberto di Matteo, reservón durante todo el encuentro, forzó la prórroga con un gol del marfileño en el 88. A siete del final Müller marcó el primero del Bayern, que parecía definitivo. Pero no fue así y los londinenses ganaron desde los once metros su primer trofeo de la Liga de Campeones.

Desde el comienzo, el Bayern fue quien propuso. Los muniqueses tenían la obligación de luchar contra la maldición que impedía ganar al anfitrión, pero sobre todo, por la necesidad de tomar la iniciativa y convertirse en un digno sucesor del FC Barcelona.

ROBBEN FALLA UN PENALTI // Tras el empate a uno en el tiempo reglamentario, el Bayern de Múnich tuvo la oportunidad de llevarse el título antes de llegar a la tanda de penaltis, pero Arjen Robben erró una pena máxima en la prórroga del duelo.

Ya en la lotería desde los once metros Neuer ejerció de héroe al principio. El portero alemán marcó el tercero y paró el de Mata, pero sin embargo el Bayern se topó con el azar desde los once metros. Era la primera tanda de penaltis que perdían los germanos en su historia. Era la primera Champions para el Chelsea. Los blues ya tienen en su vitrina el trofeo para que el que fueron diseñados. Torres y Mata, también.

Más de 800 millones de euros después --con una final perdida en el camino-- el Chelsea de Roman Abramovich ha conseguido, por fin, el premio por el que fue construido: reinar en Europa a toda costa. No hubo luces de colores, ni jugadas para las videotecas. Hubo brega, esfuerzo y suerte, mucha suerte. H