En la temporada 1999/00, el Villarreal no era ni la sombra de lo que es actualmente. Por aquel entonces nadie podía soñar con unas semifinales europeas, ni con una plantilla plagada de internacionales de primer nivel. Sin embargo, los Moisés, Craioveanu, Jaime Ramos, Quique Medina, Tasevski, López Vallejo... pusieron los cimientos para levantar el gigante en el que se convirtió el club en los años posteriores.

Después del reciente regreso a Segunda A, los artífices del último ascenso dan las líneas maestras que debe seguir el equipo para que el descenso solo sea un camino de ida y vuelta. “Más que los jugadores, los protagonistas deben ser los aficionados porque su respaldo lo puede hacer todo posible”, destaca Jaime Ramos.

En lo que coincidieron todos es en pedir un vestuario cohesionado, que entre todos juntos afronten la empresa de devolver al club donde merece, a Primera División. “Doy mucha importancia a las personas, porque donde no llega el nivel futbolístico sí llega el grupo humano. La clave de tener un vestuario unido”, asume Xavi Roca. Por su parte, Gica Craioveanu quiso desdramatizar la situación poniendo una pizca de humor a la difícil empresa que hay por delante: “Si subimos con aquella banda, con el equipo de ahora seguro que esteremos en Primera la próxima temporada”. Aitor Arregi, por último, asegura que “hay que confiar en las personas como Fernando Roig”. H