Chinchilla debe dar el paso adelante definitivo esta semana para culminar el proceso de compra-venta del Castellón y salvar al club de la desaparición. La fecha límite es el 30 de junio, aunque la Federación podría conceder unos días de prórroga para abonar pagos a jugadores y exentrenadores, más las deudas federativas, que sumadas asciende a un montante de unos 250.000 €.

Paco Chinchilla tenía que viajar a Madrid el pasado viernes, donde le esperaba Osuna para rubricar el compromiso. El contrato había sido mandado por mail al abogado del gestor castellonense y cabeza visible de un grupo de empresarios. En las condiciones económicas y en el tiempo de pago existía entendimiento. Salvo dos detalles. El primero, un error en el recuento de acciones. El segundo, una cláusula en la que se estipulaba que el club regresaría a Castellnou si se incumplían los pagos. Chinchilla quería tener claros ambos aspectos. Otra de las condiciones innegociables era el pago de las deudas antes del 30 de junio, lo que garantizaba la viabilidad del club y pretendía evitar nuevas apariciones esperpénticas al estilo de Jiménez.

Paco Chinchilla alegó motivos personales para no viajar definitivamente a Madrid como informó ayer Mediterráneo. En su cabeza figuraba el deseo de reflexionar durante el fin de semana e, inicialmente, finalizar el proceso de compra-venta del Castellón en la semana que hoy comienza.

Su idea, una vez subsanados estos detalles de la discordia, que responden más a meros formalismos que a una cuestión de peso para romper el acuerdo, es firmar con Blasco la compra. Osuna tendría que mandar poderes para dar validez a la operación ya que se halla de viaje hasta el jueves.

La cláusula de devolución del club en caso de impago es un aspecto superficial desde el punto de vista legal, porque aunque no exista si se incumplen los plazos previstos, una demanda y posterior resolución judicial podría retornar el Castellón a sus anteriores propietarios. Algo parecido a lo que acontecería si un ciudadano de a pie no cumpliera con los pagos de su hipoteca. Lo mismo que con el recuento de acciones, porque con un 5% arriba o abajo no se pierde la mayoría accionarial para gestionar el Castellón. En cualquier caso, son detalles que se deben pulir en el nuevo compromiso y que no deberían romper la negociación. El quid de la cuestión es que Chinchilla, como así parece ser, tenga capacidad para abonar la deuda que asciende a alrededor de 250.000 euros y que evitaría el descenso administrativo del Castellón. Chinchilla tiene ahora la palabra. El futuro del club, en juego. H