Todo ha salido como una película que hubiéramos escrito antes de salir. Si hacemos esta carrera 100 veces, en 99 ocasiones no saldría todo tan perfecto”. Fernando Alonso es el autor de la frase, del guión, el protagonista principal de esta película de acción, de una memorable remontada, la segunda mayor de su carrera, que la fortuna premió con los abandonos de Sebastian Vettel y Lewis Hamilton. Y todo, con un Ferrari al que ni siquiera pudo clasificar para la Q-3, con el que ha sido el primer piloto en repetir triunfo de este Mundial tan igualado.

Le debía mucho Valencia a Alonso. La suerte le ha maltratado en este circuito desde la primera carrera (cuando Kazuki Nakajima le embistió en la primera vuelta) y le arrebató un buen puñado de puntos que le hubieran hecho campeón en el 2010, cuando un error del coche de seguridad le arruinó el gran premio. “Tarde o temprano, todo se equilibra”, dice siempre, y la compensación llegó de golpe en forma de un coche de seguridad que salió en el momento que más lo necesitaba, en enganchones con otros pilotos que no tuvieron consecuencias, en el abandono de sus principales rivales al título. Y un tipo capaz de liderar un Mundial con media docena de coches más rápidos que el suyo, un piloto que suma 20 grandes premios puntuando, alguien tan completo, tan rápido, tan constante sabe aprovechar como nadie el día que recibe algún que otro regalo.

SALIDA IDEAL // “Fue como controlar la carrera con un mando a distancia para ordenar cuándo y cómo tenían que suceder los acontecimientos”, reflexionó tras bajarse del coche. Pulsó el primer botón de ese mando en la salida, perfecta, como siempre. Se ventiló a Jenson Button, Paul Di Resta y Nico Rosberg, y se fue a por el Force India de Nico Hulkenberg. Intentó adelantar en el segundo giro al alemán, pero no pudo, así que activó su forma más cerebral, dio espacio para recibir aire limpio, mimó sus neumáticos durante nueve vueltas, y se lanzó, de nuevo, al cuello Hulkemberg para rebasarlo en el giro 12 y situarse séptimo. “Conduje muy agresivo, si perdía tiempo detrás de algunos rivales, nos arruinaban la carrera”, reveló después. Su siguiente víctima fue Pastor Maldonado tres giros después.

EN MEDIO DEL FOLLÓN // No clasificarse para la Q-3 le había permitido disfrutar de dos juegos de neumáticos blandos completamente nuevos. Por eso pudo retrasar un poco su primera parada, y adelantar en el box a Kamui Kobayashi y Kimi Raikkonen. Pero al regreso a pista se encontró en mitad del follón. Como si nada. Adelantó al australiano Mark Webber y al brasileño Bruno Senna en la misma vuelta (18), a Michael Schumacher un giro después, y a Paul Di Resta, de nuevo para situarse en cuarta posición.

Y entonces volvió a utilizar su mando a distancia. El choque entre Heikki Kovalainen y Jean Eric Vergne dejó la pista sembrada de piezas y el coche de seguridad salió a pista justo cuando mejor le venía, cuando Vettel sumaba una ventaja en cabeza de más de 20 segundos por delante de Romain Grosjean y Lewis Hamilton, en el momento en el que era posible hacer ya el segundo y definitivo cambio de ruedas. Y así lo hicieron todos, pero a los mecánicos de McLaren se les cayó del gato el coche de Hamilton, que perdió seis o siete segundos, suficientes para regresar a pista por detrás de Fernando Alonso.

Retirado el coche de seguridad, empezó otra GP en el que Vettel, Grosjean, Fernando Alonso y Hamilton afrontaban las últimas 27 vueltas juntitos y en igualdad de condiciones, todos ellos con neumáticos duros y nuevos.

Y ahí salió de nuevo la raza, el talento, la picardía y la agresividad Alonso para trazar la última curva de otra forma, para pegarse al alerón del Lotus de Grosjean y coger la aspiración. Se emparejaron en la curva uno, se tocaron, y Alonso acabó rebasándolo en la dos. Ya era segundo y se iba a por Vettel, cuando “el motor de mi coche explotó”, relató el alemán. De un plumazo, Alonso lideraba el Gran Premio de Europa. Ya sin Vettel. Solo faltaba otro dato para redondear el día: el abandono de Hamilton. Alonso empuñó de nuevo su mando a distancia y vio como el inglés abandonaba tras un coche con Maldonado. H