Sergio Ramos sorprendió a todo el mundo. En plena tanda decisiva para entrar en la tercera final con la selección en cuatro años, el de Camas se sacó de la chistera el famoso penalti de Panenka para engañar al portero portugués y poner un 3-2 en la serie que Cesc sentenció.

Ramos, no solo por ello, fue designado el mejor jugador de la semifinal y se desquitó definitivamente del fallo que le costó al Madrid la eliminación en las semifinales de la Champions ante el Bayern en el Bernabéu.

«Tenía ganas de volver a tirar un penalti, no tenía miedo para nada», aseguró el Panenka de Camas, que dejó sentado a Rui Patricio con un disparo suave que entró por el centro de la portería. Como había hecho Pirlo en los cuartos de final que Italia ganó a Inglaterra.

El éxito del intento mereció los elogios de los jugadores, entre ellos de Iker Casillas. «Hay que tener mucha sangre fría para hacer eso, como hizo Pirlo, pero Sergio ha demostrado la hombría y la valentía que tiene», dijo Casillas, extrañado de que Ronaldo se reservara para el quinto penalti: «Quizá se acordó del día del Bayern». H