La pregunta, quizá casi una adivinanza, se presume complicada para responder con claridad. ¿Quién ganará el Tour 2012? En los años poderosos de Miguel Induráin (1991-1995) o de Lance Armstrong (1999-2005), acertar era sencillo. La ronda francesa se iniciaba con un dominador claro, casi podría decirse con un vencedor antes de dar la primera pedalada. Sin desempolvar los libros de historia, pasaba igual en las últimas ediciones. La figura de Alberto Contador lo eclipsaba todo; quizá solo un corredor se salvaba, Andy Schleck, el único que apenas se arrugaba ante sus ataques en los Alpes o los Pirineos. El Tour comienza hoy en Lieja sin los dos símbolos de las últimas ediciones. Es una ronda francesa sin patrón claro, pero no por ello menos apasionante.

Lieja, ciudad gris, donde la lluvia siempre parece que esté dispuesta a demostrar que existe, ya está acondicionada para acoger la contrarreloj de 6,4 kilómetros -segundos psicológicos- con la que arranca esta edición (16.00 horas, La 1), mucho antes de que los esprints (cada vez menos) y las cuestas se apoderen de la gran cita anual del ciclismo. Y el gran favorito para enfundarse el primer maillot amarillo es el suizo Fabian Cancellara.

Contador no está porque hasta el 6 de agosto no puede competir, a consecuencia de la controvertida sanción del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). El campeón de Pinto se prepara para debutar en la Vuelta donde coincidirá con Andy Schleck. El pequeño de los dos hermanos luxemburgueses se fue al suelo en el Dauphiné y se fracturó el coxis. Adiós al Tour.

LOS CANDIDATOS // Sin ellos, el abanico se abre a unos pocos corredores, encabezados por quien realmente tiene derecho a considerarse como el principal candidato. Cadel Evans es el único que concurre este año al Tour con el sello de vencedor. Es el defensor del título y además ha sido dos veces segundo. Pero para ganar, como le sucedió el año pasado, le debe salir todo de cara. Con otra consideración. El año pasado llovió en la mayoría de etapas. Fue el Tour más antipático y frío desde 1996, el año en que Bjarne Riis batió a Induráin. El rendimiento del corredor australiano con un calor asfixiante se presume como otra incógnita a resolver.

Bradley Wiggins, aún un nombre extraño para los más profanos, llega como el gran triunfador de la temporada. Nunca nadie había ganado en un mismo año París-Niza, Romandía y Dauphiné. Solo Eddy Merckx (palabras mayores) había estado cerca de la gesta. Pero una cosa es ser el monarca en carreras de una semana y otra, emperador durante 21 días. Hoy presentará las credenciales, en un Tour sobresaliente en contrarrelojes pero lejos de ser tuerto en montaña.

LAS CIMAS DE VALVERDE // Y en la montaña debe ser donde Alejandro Valverde, la gran baza española, sin olvidar a Samuel Sánchez, tiene que aprovechar sus habilidades. “Por mucho que digan, el Tour no se acaba en tres contrarrelojes, sino en 21 días”, afirma el murciano, que lleva tres años sin acudir a la ronda francesa por culpa de una sanción que es todavía más rocambolesca que la de Contador. La última vez, en el 2008, falló. Se dijo entonces que Valverde siempre erraba en carreras de tres semanas. Sin embargo, en el 2009 ganó la Vuelta. Lleva dos meses preparándose exclusivamente para el retorno al gran escaparate mundial encerrado en Sierra Nevada. Mañana (con cuestas estilo Lieja-Bastogne-Lieja), ya se dejará ver. H