El tiempo juega en contra de Marcelino y del Villarreal. La segunda vuelta ya ha comenzado y el técnico comprobó el sábado ante el Castilla que tiene que adoptar decisiones inmediatas para que el equipo comience a carburar.

El primer punto por el que pasará la revolución de Marcelino será el del trabajo. Se ha visto desde el primer día que el técnico va a exigir al máximo a sus jugadores, pues considera que no hay más secreto que el de esforzarse al máximo para conseguir un objetivo. Los entrenamientos se han multiplicado en número y exigencia desde su llegada, pero él es el primero que se aplica esta premisa. Como ejemplo, en la tarde de ayer no se cogió descanso y repasó distintos datos con su cuerpo técnico en el ordenador.

UN ESTILO DEFINIDO // El control de la alimentación de los jugadores ha sido fundamental en su carrera, y en el Villarreal no ha tardado en aplicarlo. Ya le ha impuesto dieta a varios futbolistas y en dos semanas están obligados a bajar su peso. Marcelino no se va a casar con nadie. La titularidad de Gerard Moreno en Castilla demostró que este entrenador no hace alineaciones mirando el carnet de identidad, para él no hay vacas sagradas en un vestuario.

El técnico está dispuesto a cambiar la mentalidad del equipo cueste lo que cueste. Quiere que el Villarreal sea más agresivo, juegue con más intensidad y se vacíe en los partidos. Contará, eso sí, con la ayuda de los refuerzos. Lo primero que pidió fue un central, pero el defensa no vendrá solo.