El Munidal se jugaba en casa y no se podía escapar. El Palau Sant Jordi se convirtió en el octavo jugador. El ambiente que se vivió antes, durante y después fue sencillamente impresionante. Gran culpa del inicio arrollador de los jugadores españoles fue gracias al gran color que se vivió en el pabellón catalán, que estuvo repleto hasta la bandera e incluso no hizo falta que se presionara a los árbitros porque España pasó muy por encima de Dinamarca.

Dentro del aspecto deportivo, las claves han estado en las defensas de ambos conjuntos. España supo parar los lanzamientos exteriores de Hanssen y Markussen y en ataque se mostró eficaz. Además, dominó mucho el tiempo de juego y no dejó que los daneses utilizaran su gran contragolpe como arma para sentenciar el duelo. Sterbik estuvo sensacional y ellos cambiaban de portero en muy poco tiempo pero el resultado seguía siendo favorable a España.

Nadie se esperaba que la final entre España y Dinamarca se desarrollara de esta forma. Fue un partido increíble, de los que hace afición. Los jugadores españoles pasaron por encima de los daneses sin escrúpulos. Los favoritos, como señalé en la previa, eran ellos debido al gran campeonato que han realizado pero a la hora de la verdad, los ‘Hispanos’ han sabido reconquistar el territorio. Ha sido toda una lección de balonmano y el Mundial se queda en casa.

El Palau Sant Jordi, octavo jugador

Gran defensa y un ataque muy eficaz

Los ‘Hispanos’ arrollan a Dinamarca