A la espera de que salga Mourinho a explicar si le convencieron o no las aclaraciones de Florentino tras la noticia del supuesto ultimátum de Casillas y Ramos para forzar su salida, en el Madrid ha vuelto a estallar otra bomba que amenaza con hacer trizas cualquier buena intención.

Mourinho, la plantilla y la afición madridista se desayunaron ayer con la noticia de que Sara Carbonero, la pareja de Casillas, había confirmado que la convivencia entre la mayoría de los jugadores y su entrenador está podrida. “Muy enfadado vimos todos al presidente, bastante nervioso, algo que aquí nos hace pensar que el clima dentro del vestuario, como sabéis, no es bueno”, dijo en su colaboración en el programa La Jugada, de la cadena mexicana Televisa.

Lo arregló inmediatamente con una parrafada sin desperdicio: “De ahí a que haya habido un chantaje, pues pensamos todos que no, que no lo ha habido. Lo que si es vox populi es que los jugadores no comulgan para nada con el entrenador, ahora mismo hay división en el vestuario y habrá que esperar a final de temporada a ver qué ocurre, si finalmente Mourinho se va porque tiene ya muchos frentes abiertos aquí”. Solo falta ahora que entre en juego Pilar Rubio, la novia de Ramos, con quien Carbonero y el sevillano habrán comentado la jugada en más de una ocasión.

Los capitanes, de momento, no se han pronunciado esta vez, como hicieron tras la rueda de prensa del presidente. Karim Benzema, el encargado de dar la cara ayer, tuvo que hacer gala de su nulo poder de persuasión a propósito de la voluntad de todos de remar en la misma dirección. “Estamos unidos, no hay problemas entre nosotros y el entrenador. No sé quién dice que hay problemas porque no los hay”, comentó el francés.

Hasta Roberto Carlos, de visita, intentó echar una mano. “Veo a la gente centrada y confiada. El equipo va por el buen camino”, declaró. H