Anoche no fue necesario utilizar toda la banda ancha del Villarreal 4G. Sin emplearse a fondo se ganó con comodidad a un Espanyol que nunca inquietó a los amarillos. La victoria fue mucho más fácil que el 2-1 que reflejó el marcador al final del partido. Nunca se sufrió y se volvieron a generar hasta seis o siete ocasiones claras de gol, en la línea del comienzo de Liga. Por el contrario, el equipo catalán no llegó prácticamente a inquietar al espectador de pie de campo, Sergio Asenjo. El Villarreal firmó un partido de cifras redondas: 500 partidos en Primera y victoria 200. El fondo de armario también dio la cara. Seis partidos y 14 puntos, un tercio de la salvación en el bolsillo en una noche con horario intempestivo entre semana pero con unos 17.000 espectadores en las gradas del Madrigal.

Marcelino no se separó ni un milímetro de esa sencillez aplastante que siempre imprime a todo lo que hace y la revistió, también como es habitual, de lógica. Tres partidos en una semana, jugados al ritmo infernal con el que el Villarreal afronta sus citas, obligaban a dosificar esfuerzos pensando también en la visita al Benito Villamarín del domingo. Pablo Íñíguez, Pina, Hernán Pérez y Perbet entraron en la alineación titular por Dorado, Manu, Aquino y Jonathan Pereira. El dibujo, innegociable, ya se juegue contra el Real Madrid o sea el Espanyol el rival. Esta puesta en escena contrastaba diametralmente con la de Javier Aguirre. El mexicano apostó por la revolución, a pesar de que venía de una buena actuación colectiva contra el Athletic. Hasta ocho cambios en el once es demasiada tela para un equipo como el periquito, más si tres de los titulares debutaban con tal condición y varios de los de la partida ni habían entrado en alguna convocatoria. Por cambiar, hasta el dibujo sufrió una modificación sensible. El Espanyol saltó con tres centrales y dos carrileros al Madrigal, dentro de un 5-3-2, diferente al 4-2-3-1 del lunes. Y eso que los dos equipos llegaban empatados a puntos en la clasificación después de un magnífico inicio de competición.

Si Aguirre se proponía sorprender a Marcelino, desde luego, lo logró, pero solo en los prolegómenos, porque sobre el césped el Villarreal siempre fue superior.

GOL POR SORPRESA // En el Madrigal un ambiente de gala en un horario más propio de pijama que de otra cosa. Pero ni Roures y su ataque frontal a la asistencia a los estadios impidieron que el templo groguet llegase a los 17.000 espectadores de afluencia. Muchos de ellos apenas se habían sentado en su silla o, incluso, no habían llegado al campo, cuando Perbet, con un olfato que distingue a los buenos goleadores, remató a la red una acción iniciada en la banda por Hernán Pérez. Cani dejó muerto el balón con la cabeza para el Asterix amarillo, quien no perdonó. El Villarreal había logrado el 1-0 a los 31 segundos.

El Villarreal 4G no utilizó ni la mitad de su banda ancha después del 1-0. Su intensidad y velocidad de juego no eran las usuales en un conjunto que desarrolla un fútbol agresivo, rápido y explosivo. Eso sí, su solidaridad grupal y ese culto al juego colectivo seguían siendo señas de identidad. Y con eso le bastaba para generar las cuatro o cinco oportunidades de gol que son normales en este Villarreal del regreso a Primera. El punto de mira estuvo bien ubicado pero Casilla salvó al Espanyol de forma milagrosa en dos mano a mano con Giovani dos Santos que casi habían subido al vídeomarcador. Mario y Tomás Pina también dispusieron de las suyas. El sistema colectivo defensivo volvió a marcar cotas de matrícula de honor, hasta tal punto que Asenjo apenas intervino.

El Villarreal entró en la segunda parte con esa sensación de sentirse superior a su oponente y no emplearse a fondo. Con poco le bastaba. Pero los periquitos empezaron a creerse que podían empatar y fueron ganando terreno. Y llegó el momento en que el Picasso del balón dijo basta. Magic Cani hizo una jugada de genio, una exhibición de talento y facultades físicas, dejando el balón a Jonathan para que el gallego solo la tuviera que empujar a la red.

APARECE SERGIO GARCÍA // El 2-0 parecía que cerraba el partido. Sin embargo, 13 minutos después, otro genio, Sergio García, se sacó de la manga otro conejo con un golazo de autor que intentaba poner un poco de emoción a los 10 minutos finales del partido en el Madrigal, aunque la superioridad del Villarreal anoche fue tan grande que el partido concluyó sin temor alguno por el triunfo.

El Villarreal sumó su victoria 200 en Primera División en su encuentro 500 en la categoría. Y sigue invicto en la presente Liga con 14 puntazos. Un tercio de la salvación ya está en el bolsillo. H